El Sevilla tuvo en la segunda parte de la temporada pasada un refuerzo de lujo, Iván Rakitic. El jugador croata llegó del Schalke en el mes de enero y se convirtió de inmediato en un activo vital para el equipo hispalense. Disputó 13 encuentros de Liga y en ellos marcó hasta cinco tantos, todos decisivos, porque todos supusieron puntos (ante el Hércules, 1-0, ante el Atlético, 2-2, ante el Valencia 0-1, ante el Mallorca, 2-2, y ante el Villarreal, 3-2). Cinco tantos que permitieron, entre otras cosas, que el club nervionense, pese a una temporada mediocre, acabara quinto. Pero su final de la Liga fue desafortunado, ya que la lesión en Almería, en su dedo pequeño del pie, le privó de las últimas jornadas.
Las últimas jornadas y de una pretemporada normal, también le privó. Prácticamente en el verano no se pudo entrenar y entró en la temporada si bagaje físico. Pero poco a poco el croata ha ido entrando en el equipo de Marcelino, si bien su peso no es el mismo. Faltan sus goles y su aportación, por el momento. La campaña pasada hizo en 13 partidos de Liga cinco goles, esta Liga ya lleva diez encuentros, y ningún gol. De una media de 0,3 goles a ninguno. Una aportación que el Sevilla echa de menos, sobre todo si faltan sus máximos goleadores, Negredo y Kanouté.
Por eso el Sevilla espera a Rakitic, espera porque sabe que puede llegar y porque lo necesita.
