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González de Caldas, un apellido y un reto

Á. Ramírez

Cuando su apellido fue pronunciado en la última Junta de Accionistas del Sevilla, un murmullo creció en la sala de los hotel Los Lebreros. José María del Nido lo proponía como nuevo consejero de la entidad y algunos accionistas no estaban de acuerdo.
Pero en realidad, lo que conocían de este nuevo miembro del órgano rector del club tan solo es el apellido, González de Caldas.
José María González de Caldas, hijo del que fuera presidente del Sevilla (del 14 de febrero de 1996 al 17 de mayo de 1997), de 32 años, llega al club nervionense, su equipo desde que tiene uso de razón (aún guarda un autógrafo de Paco Buyo de sus primeros años), para intentar lavar una imagen y reponer un apellido en la historia de la entidad. Esa es su pretensión, ya lo comentó Del Nido.
Sevillano, sevillista, afincado en Madrid de los 17 años, justo desde que su padre dejó de ser dirigente blanquirrojo y la estancia de los De Caldas en la capital hispalense se hizo insostenible, llega al Sevilla ya formado y con la intención de trabajar por la entidad.
Asiduo usuario del AVE, a medio camino entre Madrid y Sevilla, es Licenciado en Derecho y en Administración y Dirección de empresas. A pesar de su juventud, tiene un buen bagaje laboral, pues además de haber gerenciado empresas taurinas ayudando a su padre y asesorándole legalmente, ya comanda empresas en el sector inmobiliario y también en la parcela de las energías renovables (parques solares).
Desde hace unos años ha aumentado su contacto con la que es su ciudad y cuya ligazón disminuyó precisamente por el fútbol, lo que paradójicamente le ha hecho seguir a su equipo (el equipo de sus padres, el equipo de sus abuelos, suele decir) en la distancia. Ahora, pasado el tiempo, ya es un fijo en el Sánchez Pizjuán.
Asegura a sus más allegados que tiene el gusanillo en el estómago desde que comenzó a contactar con Del Nido para la venta del paquete accionarial de su padre, que tiene ganas de trabajar por y para el Sevilla y que cuando la historia refleje su nombre lo relacione con un buen recuerdo.
La mala etapa de su padre la vivió directamente, como sevillista pero sobre todo como afectado principal. Fue una etapa difícil que le dejó un pesar, un cambio de ciudad (de toda la familia) y una deuda. De los Gonzáles de Caldas con el Sevilla, pero también del Sevilla con los De Caldas. Esa es la que intentará saldar trabajando para el club por encima de los prejuicios que pesan sobre su padre y su apellido.

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