Es decir, que por ahora los dirigentes sevillistas no se plantean tomar decisiones sobre el entrenador ni su cese. La derrota ante la Real Sociedad no gustó en la planta noble del Sánchez Pizjuán, evidentemente, pero, como pregonó el mismo Del Nido, presidente nervionense, antes del encuentro, por ahora se mantiene la confianza en Míchel.
El madrileño no es intocable, pero por ahora tiene margen. Al menos hasta el partido ante Osasuna, el 5 de enero. En el Sevilla se espere que en día de la cabalgata el equipo logre una victoria que lleve tranquilidad al equipo y que a partir de ahí, con el inicio de la segunda vuelta y un calendario algo amable, puede despegar el conjunto nervionense.
En cualquier caso, la dirección deportiva no es ajena a la situación y no es descartable que se empiece a maniobrar con vistas a un futuro sin Míchel si los problemas van a más y no llegan los resultados.