Álvaro Ramírez IIIEl Sevilla sigue sin conocer la victoria en la Liga y ha empatado ante el Málaga, lastrado por un sistema defensivo que le exige un esfuerzo ofensivo tal que hasta el momento no le ha bastado. El conjunto (un decir) nervionense está conformado a día de hoy por un puñado de jugadores, unos mejores, otros peores, que visten la misma camiseta. Pero dista el Sevilla de ser a día de hoy un equipo. Los jugadores no se entienden, la defensa bascula mal, la presión no es uniforme. Pero aún así en ataque tiene recursos y va demostrando efectividad, que no es mala cosa teniendo en cuenta lo que sufre atrás.
El empate a dos ante el Málaga es, realmente, justo. El Málaga fue mejor en la primera mitad y el Sevilla, mejor en la segunda. Pero en ningún momento ni uno ni otro equipo pasó por encima de su rival. De hecho, el Málaga lo que hizo fue aprovechar los regalos de los nervionenses. Los dos goles son ejemplos de cómo no se deben defender ese tipo de jugadas. Empezando por la forma de bascular, pasando por el posicionamiento y acabando por decisiones individuales, como la del debutante M'Bia, a cuya actuación poco reproche se le puede hacer en la labor de construcción, en su ánimo y en su voluntad, aunque alguno más en defensa. En cualquier caso el camerunés no ha hecho más que contagiarse de un sistema defensivo débil, en calidad y en cantidad. Los interiores no defienden, si hay dos pivotes se ven vendidos ante un centro del campo poblado, y los centrales siguen ofreciendo algún déficit. Todo ello provoca que el Sevilla sea tremendamente débil en defensa.
Como es poderoso en ataque, y eso que ante el Málaga no sacó su mejor abanico de posibilidades, sin jugar, llega. A arreones, a base de paredes y acciones brillantes aisladas, pero llega. Y marca. Buena noticia que Gameiro marque (doblete) y no tanto que Bacca no intervenga. Ese es uno de los caminos que se intuyen en este Sevilla, en la mejora. El equipo de Emery está destinado a crecer aún más en ataque, en la penetración de las líneas enemigas. Porque cuando conecta lo hace co efectividad y brillantez. Sin Marin, claro, baja de última hora, conecta menos.
Aún así Gameiro marcó en dos ocasiones y en una tercera, pero el asistente anuló el tercer tanto, claramente legal como ilegal pareció el primero, aunque después las cámaras demostraron que era legal.
Con esos pros y contras del Sevilla, el Málaga aprovechó las deficiencias locales, y las atacó. Llegó con muchos jugadores de segunda línea, esos a los que no seguían los interiores (ni Perotti, ni Rabello ni luego Vitolo) ni los delanteros. Como llegaban libres de marca, superaban en número a los sevillistas que sufrían para defenderse. Más o menos así llegó el 0-1 y más o menos así llegó el 1-2, añadiendo por aquí y por allá defensas indivudiales 'blanditas' y una forma de recular impropia en Primera.
Al menos, el mismo que reculaba tanto, con el balón en los pies daba algún brío en ataque. M'Bia proporcionó eso, y voluntad y presencia bastante. Con ello, y con la de Rakitic, buen centrocampista para que el Sevilla pierda un gran mediapunta, por momentos en la segunda mitad los de Emery metieron en su campo al Málaga. Tanto como para que incluso pudiera haber ganado el Sevilla el encuentro con alguna ocasión al final del encuentro.
Al margen de esa presencia y esas penetraciones centrales, solo las irrupciones de Alberto sorprendiendo y dieron a los nervionenses más alternativas. En ataque, poco más, pero Gameiro las metió y mantuvo vivo al Sevilla pese a sus carencias atrás.
Queda claro que el equipo tiene mucho que mejorar, mucho, y Emery que trabajar. Falta que la escuadra se conjunte. Y mientras tanto, es mejor ir ganando para calmar la situación. Pero este Sevilla, entre bajas, altas, ventas, cláusulas, idas y venidas, aún no tiene ritmo de crucero. Tiene un ritmo lento y casi que es el máximo soportable. De empate en empate, y ahora asoman el Barcelona y el Valencia.