Bajo el mal de la relajación

Rafa Posadas IIIEl Sevilla ha cerrado este jueves su pase matemático para la siguiente ronda de la Liga Europa. El conjunto de Unai Emery viajará a Friburgo en la última jornada de esta fase de grupos con el billete de dieciseisavos en el bolsillo, pero no como primero de grupo. Tras un partido que aparentemente tenía controlado, el conjunto de Emery se dejó empatar en el minuto 89, algo que provoca que el Sevilla se tenga que jugar la primera plaza en Alemania.

El bloque de Nervión comenzó ganando y de ello mucho tuvo que ver José Antonio Reyes. Como ya pasase en el derbi, el utrerano fue el líder de un equipo que durante gran parte del encuentro volvió mostrarse sólido, equilibrado, agresivo y solidario. El doble pivote, esta vez formado por Cristóforo y M’Bia volvió a demostrar que el equipo presiona, roba y saca el balón con mayor facilidad con este sistema. Más aún, si delante de ellos están jugadores de la calidad de Reyes, Rakitic o Perotti.

El Sevilla saltó al césped como si el partido fuese una continuidad del derbi. Como si no hubiesen pasado cuatro días. Motivado, enchufado y acertado. En sólo dos minutos Reyes volvió a sacarse de la chistera una jugada para enmarcar. La mala experiencia de la temporada pasada en la que Reyes no volvió a brillar como en el derbi tras su exhibición en el 5-1, hace ver con cierta cautela la resurrección del utrerano, pero ante el Estoril volvió a demostrar que cuando pone los cinco sentidos en tocar el balón es capaz de realizar jugadas sobre el terreno juego al alcance de muy pocos.
En el minuto 7 Reyes agarró el balón en la medular, se deshizo de la marca de dos rivales y desde 30 metros puso en bandeja a Gameiro el primer gol del partido. El galo no desaprovechó la oportunidad y mandó el balón a la red tras una extraordinaria definición. Un tino que le faltó a Gameiro en el resto de la primera mitad para cerrar el encuentro. Algo que pudo hacer si el Sevilla hubiese estado más acertado a la hora de finalizar las jugadas en los primeros 45 minutos.
Tras el descanso el Estoril se mostró superior. El Sevilla cedió el balón a los portugueses que sin crear demasiado peligro merodearon por el área de Varas durante gran parte de la segunda mitad. El Sevilla acusó el cansancio, cedió metros y espero su  oportunidad a la contra. Ambos equipos jugaban sus cartas y al Sevilla le salió mal. Volvió a demostrar que al cien por cien de físico y actitud es un equipo realmente competitivo, pero sin estas dos virtudes es frágil, tanto que puede complicarse la vida ante un equipo a priori muy inferior como es el Estoril.
En el minuto 89 Fernandes se plantaba sólo ante Varas y colaba el balón por debajo del meta sevillista. La pasividad defensiva castigaba a un equipo que tendrá que sufrir hasta el último partido para garantizarse el primer puesto de la clasificación del grupo H.