Solidificación

Álvaro Ramírez IIIDícese del estado que hace sólido un fluido, en este caso, un equipo. El Sevilla ha logrado vencer a la Real Sociedad en un partido serio, sin desmanes, sin despistes, y en el que el equipo nervionense fue, a los puntos, mejor. No pasó por encima de la Real, no arrolló, no realizó un fútbol brillante, pero no concedió ni un ápice, ni un metro con los que tan cómodo se encuentra el equipo donostiarra. Además, de nuevo dejó su portería a cero y encontró el gol, un buen gol, en una contra rematada por Gameiro. 

El partido de este domingo era clave, clave para el futuro. Los de Emery necesitaban la victoria inexcusablemente por varias razones. Primero, para mantener su séptima plaza y defenderla ante los acosadores que vienen desde atrás. Segundo, para intentar meter en la pelea por todas las plazas a un Villarreal (seis puntos y Nervión por visitar) y a la Real (a cinco puntos y goal average a favor de los sevillistas). Tercera, calmar los ánimos por el Sánchez Pizjuán, que andaban revueltos porque no ganaba el Sevilla desde el comienzo del mes de enero, dos meses después. Y cuarta, porque pese a las bajas el conjunto hispalense dio un muy buen nivel, sobre todo defensivo, porque Fernando Navarro completó una gran actuación como central, porque los laterales tuvieron menos despistes y porque incluso Cristóforo ofreció un buen nivel en la segunda mitad; y en ataque gran partido, sacrificado, de Bacca y de Gameiro, que salió y marcó en una gran maniobra.

La primera parte fue bastante pareja, adoptando ambos equipos distintos caminos para imponer su juego. El Sevilla no tenía mucho la pelota, esperaba atrás, solo presionaba cuando la Real entraba en su terreno. Intentaba robar y salir con mucha rapidez para pisar área cuanto antes, sin demasiada elaboración y, casi siempre, con la mediación de Rakitic. La Real, al que el conjunto de Emery le negó su juego preferido, con espacios, intentó tocar la pelota y hacerse dueño del encuentro desde la posesión, algo poco habitual para ellos. El caso es que los donostiarras no acababan de sentirse cómodos, pero el Sevilla tampoco tenía la pelota.  
No hubo, pues, demasiadas oportunidades, pero haberlas, haylas, y más por parte sevillista, que pudo lamentar una de Reyes al palo, un remate de Rakitic en una falta y otro remate de Reyes, de cabeza, que salvó bien Bravo. La Real, en una contra, la única que concedió en la primera mitad el Sevilla, y en un mal balance del fuera de juego de Alberto, que ocasionó una buena ocasión de Griezmann, también pudo acordarse de alguna. Sí es cierto que, dentro de la igualdad generalizada, incluso en los duelos individuales, cuando el Sevilla pisaba el área vasca lo hacía con más efectivos y con más peligro. Y además enlazó varias acciones peligrosas al final de la primera parte, justo cuando Hernández Hernández pitó el final de la primera mitad.
La segunda parte comenzó de forma totalmente contraria a cómo desarrollaría posteriormente. Porque pese a los arreones iniciales del conjunto donostiarra, que duraron unos diez minutos, el Sevilla volvió de nuevo a asentarse con los minutos. La posesión en la segunda mitad fue más igualada y el conjunto local, además, creció con los cambios, algo poco habitual con Emery, que todo hay que decirlo, este domingo mejoró al equipo y lo dotó de mucha inteligencia en el campo. Salieron Cristóforo primero por un discreto Trochowski, al que mejoró; luego entró el canterano Carlos Fernández, que ofreció unos minutos realmente buenos, muy buenos, esperanzadores; y por supuesto entró Gameiro, autor del gol, que dio la victoria con una gran maniobra y con más presencia en el área.
Las contras nervionenses, pues, fueron mucho más peligrosas en la segunda mitad ante una Real más difuminada y cansada de no cansarse, cansada de no encontrar espacios para correr, como gusta por Anoeta. Además, en defensa se mantuvo tremendamente firme, con alguna concesión de Beto. Notable Fernando Navarro como central y notable Fazio.
En definitiva, el Sevilla, muy sólido, menos brillante pero más efectivo, parece volver a reencontrarse a sí mismo, parece reencontrarse con su versión más defensiva y más sólida en definitiva. El conjunto de Emery, que sí supo leer a la perfección este encuentro, enlaza dos victorias consecutivas, acorta distancias con los equipos que le antecedente y cierra su portería por tercera jornada consecutiva.
 
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