El partido entre el Sevilla y el Standard de Lieja fue declarado de alto riesgo. La afición del conjunto belga se desplazó en masa a la capital andaluza, con cerca de 700 desplazados que disfrutaron de las calles más céntricas de la ciudad durante el día. Afortunadamente, no hubo que registrar ningún incidente.
Ya en el estadio, el clima también fue de cordialidad entre ambas aficiones. A pesar de ir perdiendo durante gran parte del encuentro, los aficionados belgas no se amilanaron y apoyaron a su equipo a lo largo del partido. El punto álgido para la hinchada belga fue el gol de falta de M’Poku, con el que el sector visitante estalló de alegría. La anécdota, sin embargo, se produjo con el partido finalizado. Cuando ya habían pasado varios minutos desde el pitido final, en los aledaños del Sánchez-Pizjuán aún quedaban aficionados del Standard. Algunos de ellos se acercaron a la puerta principal del estadio para despedir, no sólo a sus jugadores, sino también a los del Sevilla. Y es que el autobús sevillista se marchó entre los aplausos de un grupo de hinchas belgas, que aceptaron deportivamente la derrota.