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El 'Nuevo Sánchez-Pizjuán', una historia aún por concluir

J. Tavallo

Hubo un tiempo en el que el Sevilla se vio obligado a sacar una lista de espera para todos aquellos sevillistas que querían hacerse socios de la entidad. En realidad, no hace mucho. Y es que aquel equipo que logró cinco títulos en apenas 15 meses provocó que el estadio Ramón Sánchez-Pizjuán, con capacidad para unas 45.000 personas, se quedara pequeño. Así, uno de los proyectos que José María del Nido quiso impulsar durante su etapa como presidente fue el de llevar a cabo una remodelación y ampliación del santuario nervionense.

Después de muchos meses evaluando las diferentes propuestas que llegaron al consejo, finalmente, en la junta de accionistas del año 2007, Del Nido presentó el proyecto definitivo. Con él, se llevaría a cabo una ampliación de la capacidad del estadio, que ganaría entre 8.000 y 18.000 localidades. Además, el lavado de cara que sufriría el templo sevillista iba a ser importante, con cuatro torres en cada una de las esquinas, imitando el estilo del Santiago Bernabéu y una visera que cerraría el estadio al completo, entre otras muchas mejoras. El proyecto, en total, iba a tener un presupuesto que iba de 90 a 200 millones de euros.
Se anunció, incluso, que las obras comenzarían en junio de 2008, al término de dicha temporada, y que tendrían una duración de tres años. En este sentido, el presidente sí dejó claro que "las obras de remodelación sólo se llevarán a cabo cuando reciban el respaldo del Ayuntamiento y cuando se consiga el apoyo financiero”.
Sea por una razón o por otra, lo cierto es que el proyecto nunca llegó a ponerse en marcha. Con todo, llegó la crisis financiera, provocando que la remodelación quedara definitivamente paralizada. Así, en la junta de accionistas del año 2009, Del Nido zanjó el asunto de la siguiente forma: “Hemos paralizado todas las operaciones en este sentido. Los motivos son obvios. La crisis que azota al mundo financiero y a la construcción, y debido a que estamos en una de las regiones más pobres de Europa, obliga a no arriesgar. Se han perdido 1.200 socios, 1.500 han ido a zonas más baratas… la situación económica es difícil y preocupante. Cuando se acometa, será primero reforma y luego ampliación”.
En cualquier caso, lo que es obvio es que el Sánchez-Pizjuán, más allá de una ampliación de sus localidades que a día de hoy es a todas luces innecesaria, exige un lavado de cara que se lleve a cabo más pronto que tarde. Hablamos de un estadio que ha cumplido ya más de medio siglo de edad y que presenta carencias e incomodidades evidentes. Por ello, en la última junta, más de un accionista solicitó que se tratara este asunto. Al respecto, el presidente José Castro aseguró que era algo que estaba en estudio. Algo en lo que insistió poco después en una entrevista concedida a los medios del club, desvelando que se iba a llevar a cabo un adecentamiento del mismo.
Sirva como ejemplo las obras que ha ejecutado el Valencia en su estadio. Y es que Mestalla ha experimentado un cambio, exterior e interior, más que notable en apenas un año y con una inversión que no llega a los dos millones de euros. Puede que por ello, Castro y varios miembros del consejo, tal y como avanzó ElDesmarque, se interesaran vivamente el pasado domingo por el proyecto que el conjunto che había llevado a cabo para que su estadio tenga un aspecto tan modernizado, a pesar de ser el más antiguo de España.

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