El Sevilla se cita un jueves más con la historia en Nervión. Los blanquirrojos se medirán a un viejo conocido en Europa, el Zenit de San Petersburgo, con el que ha jugado cuatro veces en la historia reciente. Sin embargo, debido al peculiar formato de la fase de grupos que antes tenía la UEFA, curiosamente sólo se enfrentaron una vez en el Sánchez-Pizjuán. Fue, precisamente, en aquel duelo de cuartos de final de 2006. Y, como en esta ocasión, el partido de ida se celebró en Nervión. Un choque que tuvo su historia, pues a pesar del 4-1 final, los sevillistas llegaron al descanso con muchas dudas.
El principal contratiempo al que tuvo que enfrentarse el equipo de Juande Ramos el número de bajas. Tanto Dani Alves como Jesús Navas estaban sancionados, por lo que la banda derecha titular del equipo la tuvieron que ocupar Pep Martí y Fernando Sales. Con todo, el Sevilla salió aquel día con Palop; Martí, Javi Navarro, Escudé, David; Sales, Jordi López, Renato, Adriano; Saviola y Kanouté. Al cuarto de hora de iniciarse el partido, Saviola adelantaba al Sevilla al rematar de cabeza un saque de esquina botado por Jordi. Un tanto que espoleó a los rusos, que empezaron a dominar el encuentro y logrando el denominado tanto psicológico al filo del descanso. Arshavin desbordó a Martí y puso un centro medido a Kerzhakov, que no falló de cabeza. Ambos protagonistas, por cierto, están en la actual plantilla del Zenit.
El tanto fue una losa para el equipo y la afición que acudió al estadio. Aunque todo empezó a aclararse con el penalti que provocaba Kanouté y que debaja al conjunto ruso con uno menos, por expulsión de Hagen en el 52. Los sevillistas, sin embargo, no las tenían todas consigo. Y es que el Sevilla venía de fallar los cuatro últimos penaltis de los que había dispuesto. Además, Maresca, el lanzador habitual aquel año, estaba en el banquillo. Pasaron varios minutos que se hicieron eternos desde que el árbitro pitó penalti hasta que se lanzó. Martí tomó la responsabilidad y no falló desde los once metros, empujado por una grada que coreaba su nombre antes del lanzamiento.
Poco a poco, Juande empezó a mover el banquillo, dando entrada al canterano Blanco, a Maresca y a Puerta, por Jordi, Martí y Sales, respectivamente. El italiano se hizo entonces con el mando del partido y los otros dos goles que redondearon la goleada llegaron sin remedio. Saviola, en el 81, hizo el 3-1 tras una gran pase del centrocampista transalpino. Puerta estuvo a punto de hacer el cuarto, que finalmente llegaría en el último instante, cuando el brasileño Adriano hizo el 4-1 tras otra expulsión en el Zenit. En este caso le tocó el turno a Arshavin. El público explotó entonces de alegría. Las semifinales estaban al alcance de la mano si el Sevilla lograba resistir en la vuelta, como así ocurrió (1-1). Que la historia se repita.