Es Noticia
Granada CF
1-1
Sevilla FC

Torrijas en Feria

Álvaro Ramírez

El Sevilla ha dejado escapar una inmejorable oportunidad para alcanzar al Valencia e igualar en la lucha por la cuarta plaza y por la Champions League. Igualó en Granada en un partido en el que estuvo plomizo, romo, impreciso y a la larga poco efectivo, además de errático. Prueba de ello fue que los dos goles fueron obra de un mismo jugador del Granada, Mainz, el segundo en propia puerta. El empate, que sabe a poco, frena en sus aspiraciones ligueras a los sevillistas y da aire al Valencia, que mantiene su ventaja.
El conjunto de Emery disputó una pobre primera parte, con menos intensidad que de costumbre y con menos ideas en ataque que en los últimos encuentros. Además, una zaga menos firme mostró ciertas debilidades, la mayor en el gol recibido en un error de marca. No fue una nefasta versión del Sevilla, pero sí una insuficiente versión del Sevilla para la exigencia de resultados que obliga pelear por la cuarta plaza. Sigue sin perder, empata fuera y se queda a dos puntos del Valencia, pero la victoria se antojaba imprescindible para afrontar la recta final de la Liga de tú a tú con los che.
El Sevilla salió con un once renovado (seis cambios) y a priori, por nombres, competitivo. Pero la realidad es que en competitividad, ya fuera por los cambios, ya fuera por la acumulación de partidos o por la bajada de la tensión tras el partido ante el Zenit, el equipo no era el mismo de la segunda parte ante los rusos o la segunda parte ante el Barcelona. El equipo hispalense bajó enteros y eso le costó muchas imprecisiones, errores de colocación, de precisión y muchas pérdidas en balones divididos. No es que el Sevilla llegara a estar fuera del partido, porque incluso tuvo la primera ocasión del duelo (clarísima para Vitolo que no impactó con la pelota), pero bajó tanto el listón que igualó las fuerzas con un limitado Granada, que apenas aprovechó un claro error de marca de Krychowiak para adelantarse el marcador y poner cuesta arriba el encuentro.  
El Sevilla reaccionó, o intentó hacerlo. A ráfagas, porque le faltaba continuidad en el ataque y en las posesiones. Vitolo y Denis entraron poco en contacto con la pelota, Reyes asumió esa tarea, pero alternaba algún pase en profundidad con pases erráticos desde la medular sin demasiado sentido. Eso armaba al Granada y le permitía tomar respiros entre un dominio que sí se hizo generalizado en la fase final de la primera mitad. Con todo, las ocasiones, que las hubo, no se plasmaron ni en gol ni casi en remates a puerta. Algunos se fueron desviados y otros, en buenas posiciones de M'Bia o el propio Bacca, ni forzaron una parada del guardameta.
Tras el descanso ni siquiera aguantó el equipo sevillista esa mediana constancia en ataque. Tras un par de llegadas en las que Denis o no la coló o no acertó a rematar, el equipo de Emery desapareció. Apenas tuvo llegada y empezó a conceder incluso varios contragolpes, que fueron mal definidos por los locales. Intentó reaccionar el técnico vasco agitando el equipo desde el banquillo. Quitó a un nulo Vitolo y a Fernando Navarro, que se retiró muy enfadado, para meter a Banega y a Vidal, pasando a Diogo al lateral izquierdo. Lo cierto es que los cambios alteraron poco la fisonomía del partido, aunque es cierto que empezó a encontrar más llegada por los costados. En una de ellas, por cierto, llegó la chispa que le faltaba a los sevillistas, un gol en propia puerta del verdugo, Mainz, que reactivó las posibilidades de los de Emery.
Las posibilidades... y poco más. El conjunto nervionense siguió impreciso en los últimos metros (no era casualidad que el gol llegara en un error rival), sin acierto en los pases y sin apenas remate. No los encontró Bacca ni Gameiro, que salió por él los diez últimos minutos. El Granada tampoco creó más peligro más allá de alguna falta desaprovechada y el partido fue muriendo poco a poco con más pena que gloria y con más lamentos que celebración del Sevilla, que sumó un punto que resulta insuficiente para el ambicioso objetivo de atacar la Champions League y la cuarta plaza que había acercado la derrota del Valencia.

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