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El campeón, intratable en su defensa del título: El camino hacia la final

Ángel Aguado

Corría la temporada 2006-2007, y el Sevilla FC de Juande Ramos, que un año antes se proclamaba campeón de la UEFA en Eindhoven, repetía hazaña en Glasgow, alzando al cielo de Escocia su segundo trofeo que le distinguía como el vencedor de la que pasaría a ser su competición fetiche. Ahora, nueve años después, Unai Emery y sus pupilos tienen en su mano repetir el hito. Están a un partido, a una final de lograrlo. Y a diferencia de aquel segundo curso de Juande, han defendido el título de Turín de forma autoritaria, sin dar la más mínima oportunidad a sus múltiples rivales en el trayecto. Pese a finalizar segundos en la fase de grupos, los nervionenses doblegaron con poderío a Borussia Mönchengladbach, Villarreal, Zenit y Fiorentina. Así ha sido el camino del vigente campeón:

 

Una fase de grupos de más a menos, marcada por el escándalo de Rotterdham

El Sevilla FC quedaba encuadrado en el grupo G de la Europa League tras el sorteo inicial en Nyom, y se mediría al Feyenoord, Rijeka y Standard de Lieja. Tras afrontar las cuatro primeras jornadas como líder, un pinchazo en Rotterdam ante los holandeses les haría perder un puesto en la clasificación. El triunfo final ante el Rijeka fue insuficiente para pasar a dieciseisavos como primer clasificado. En total, 11 puntos, repartidos en tres victorias, un empate y una derrota. El Feyenoord lo superó en la tabla, con un punto más. Los blanquirrojos vencieron a los holandeses en el Sánchez Pizjuán por 2 a 0, y caían a domicilio 0 a 2. Frente al Rijeka, los de Nervión empataban a dos en Croacia, con un mal partido de Kolo, y vencían 1 a 0 en casa con tanto de Denis Suárez. Por último, contra el Standard de Lieja, empate a cero en Bélgica, y victoria por 3 a 1 en el coliseo hispalense.
No obstante, la fase de grupos quedó marcada por los altercados acontecidos en Rotterdam, donde un centenar de sevillistas eran detenidos antes del comienzo del partido y llevados a comisaría. Pese a que la entidad presidida por José Castro avisó a sus seguidores sobre la inconveniencia de viajar a la 'Manhattan del Mosa', algunos valientes rehusaron las advertencias y partieron a acompañar a los suyos. El miedo a un combate entre ultras empañó el encuentro, y el propio Castro y el vicepresidente Del Nido Carrasco tuvieron que abandonar el estadio De Kuip minutos antes de la finalización del encuentro para socorrer a sus aficionados. Aquí comenzó un desencuentro entre la hinchada sevillista y la directiva que aún sigue vivo, aunque eclipsada por la situación deportiva.
En semifinales, el potente Borussia Mönchengladbach, tercer clasificado de la Bundesliga, sería el rival del plantel de Unai Emery. El Feyenoord, pese a ser primero, tuvo como rival a la AS Roma.

Ante el 'Gladbach' llega el despegue del Sevilla de Unai

Una vez puesto punto y final a la fase de grupos, el Sevilla afrontaba la primera eliminatoria de cara a revalidar el título europeo. Y el bombo no dio tregua a los de Unai, pues les encuadraba con uno de los favoritos para alzarse con el trofeo. El Borussia Mönchengladbach comenzaba a meter miedo en Alemania, luchando por el segundo puesto del campeonato, y practicando un fútbol de alto nivel. Sin embargo, los sevillistas no se amedrentaron, sino todo lo contrario. Fue aquí, ante un rival de entidad, cuando los pupilos de Emery comenzaron a mostrar la pasta de la que estaban hechos. Los de Nervión ganaron los dos partidos, dando además un golpe de autoridad en el Borussia Park.
Pero el primer envite sería en el Sánchez-Pizjuán. El 19 de febrero se presentaban los teutones en el coliseo hispalense en un momento delicado para los locales, pues apenas unos días antes había sido eliminado de la Copa del Rey por el Espanyol. La primera parte fue de dominio alemán, siendo poseedores de la posesión y de las ocasiones. En Nervión se respiraba un ambiente extraño tras los altercados de Rotterdam. De hecho, en mitad de la primera mitad, una disputa con la policía en Gol Norte (retiraron bufandas y banderas de Biris) desembocó en que los ultras del Sevilla abandonaran la grada. Los cerca de 3.000 alemanes desplazados comenzaron a rugir, confiados en la machada. Pero nada más lejos de la realidad. La bestia dormida que preparaba Unai Emery desde verano despertó, y asestó su primera colmillada. Iborra, que había pasado desapercibido en el primer tramo del campeonato, adelantaba en la eliminatoria a un plantel que comenzó a manejar a su antojo el marcador. Así, con 1-0, finalizaba la primera de las dos batallas que enfrentaría a los dos clubes.
En la vuelta, en un Borussia Park lleno hasta la bandera, un estelar Vitolo calmó a la fiera alemana. Durante la semana previa al choque, los medios de comunicación germanos y el propio 'Gladbach' lanzaron mensajes de remontada, incluso un cántico que motivó a los futbolistas del Sevilla. En español, la mascota del club y un aficionado, guitarro en mano, cantaban "adiós, Sevilla". Una despedida que sufrirían en sus carnes, pues a los 8 minutos de partido ya perdían con un gol de Bacca. Tras empatar con un tanto de Xhaka, Vitolo volvía a adelantar a los nervionenses. Torghan Hazard, el hermano pequeño del magnífico jugador del Chelsea, nivelaba nuevamente las tornas, aunque el extremo canario no había dicho su última palabra. Tras una cabalgada de Gameiro, Vitolo controlaba con el exterior y batía al guardameta del Borussia, estableciendo el definitivo 2 a 3. 
Un golpe sobre la mesa en toda regla, que permitía a la entidad hispalense dejar en la cuneta a uno de los clubes más potentes del cuadro. En octavos, esperaba el Villarreal.

Emery ganó la partida a Marcelino por partida doble

El Sevilla FC volvía un año después a medirse a un equipo español en octavos de final. Con el recuerdo de la eliminatoria ante el Betis del curso pasado aún en la mente, los de Unai se verían las caras con un equipo y un entrenador que les conocían a la perfección. El Villarreal de Marcelino García Toral, extécnico nervionense, y rival directo de los blanquirrojos en la lucha por finalizar la liga en puestos Champions. De hecho, en aquel momento eran quintos y sextos respectivamente, con los amarillos acechando de cerca a su rival en la tabla. Pero el vigente campeón ya había despegado frente al Borussia, y no dio opción a los castellonenses.
Al contrario de lo ocurrido en la eliminatoria frente a los teutones, en esta ocasión el partido de ida se disputaría a domicilio en El Madrigal. Miles de seguidores sevillistas se desplazarían en masa para animar a los suyos, presenciando como apenas a los 13 segundos de juego, Vitolo ponía por delante a un Sevilla lanzado. Jugada ensayada entre Pareja, Gameiro y un canario que llamaba a las puertas de la selección (objetivo que lograría). Y 25 minutos después, el héroe de Mestalla, Stephanne M'Bia, perforaba por segunda ocasión el arco de Asenjo. Vietto recortaba distancias justo tras comenzar la segunda parte, pero Kevin Gameiro apagaba las ilusiones del conjunto de Marcelino, inferior a los de Unai en todo momento de la eliminatoria.
En la vuelta, con todo a favor, Emery volvía a dar una lección táctica a Marcelino, y el Sevilla certificaba su pase a cuartos de final doblegando al Villarreal por 2-1 en el encuentro de vuelta. Iborra y Denis Suárez no daban opción a unos castellonenses que se veían superados tanto deportiva como psicológicamente. Lo que se preveía como una eliminatoria igualada en su inicio no fue tal, y la entidad hispalense certificaba su pase a cuartos de final, donde volvería a medirse ante un equipo poderoso, el Zenit de San Petersburgo.

Pese a los errores de Beto, el Sevilla supera a un viejo conocido

Tras finalizar el encuentro ante el Villarreal, Monchi tenía muy claro a qué rivales no quería ver ni en puntura en cuartos: "No queremos ni a Napoles, ni a Wolfsburgo ni a Zenit". Pues como si de la Ley de Murphy se tratas, el bombo emparejó a los de Nervión con el conjunto de San Petersburgo, rival que ya había medido a los sevillistas en varias ediciones pasadas de Copa de la UEFA. Los Hulk, Danny, Javi García y compañía tenían en mente alzarse con el título en Varsovia, y una vez eliminados de la Champions, aspiraban a redimirse en su competición vecina. Sin embargo, frente a ellos tenían al vigente campeón, que volvió a demostrar por qué es el equipo más poderoso del torneo.
En la ida, los rusos llegaban al Sánchez Pizjuán con algunas bajas de peso, sobre todo las de Hulk y Danny, sus dos mejores futbolistas. Y aún así, Villas Boas alineaba a un once de plenas garantías sobre el verde nervionense, con hombre como Witsel, Neto, Rondón o el propio Javi García entre ellos. Tal era la dificultad del envite, que los 'zares' se adelantaban en la primera mitad con un gol de Ryazantsev. El Zenit era mejor que el Sevilla en los primeros minutos, no sólo en el marcador, sino también en el dominio del juego. 
Consciente de ello, Emery dio entrada a Denis Suárez en la segunda mitad, y también al colombiano Carlos Bacca. Dos movimientos clave en el tablero, pues ambos marcaron y permitieron la remontada de los suyos. Primero fue Bacca, tras jugada por la derecha de Aleix Vidal, y posteriormente, cuando restaban pocos minutos para terminar el encuentro, Denis conectaba una preciosa volea desde la frontal del área ante la que nada pudo hacer el meta Lodigin. El Pizjuán enloquecía con la remontada de su equipo, y más aún por la forma de hacerlo. Los blanquirrojos tiraban de garra para cambiar las tornas de un choque que se había complicado de sobremanera.
Así llegaban ambos clubes al enfrentamiento de vuelta en el Petrovsky Stadium, con un resultado ventajoso para los sevillistas, aunque no definitivo. Y la película comenzaba con el mejor guión posible, pues a los 6 minutos ya ganaban los de Unai con un tanto de Carlos Bacca. Para que el Zenit pudiese empatar, necesitaba dos goles, algo que parecía improbable viendo la seriedad del Sevilla en los instantes iniciales... Sin embargo, fue entonces cuando Beto se erigía en protagonista. El luso, que había trabajado muy duro para recuperarse y estar disponible para ese partido, volvía a la titularidad meses después en detrimento de un Sergio Rico que había sido el guardameta titular durante la ausencia del portugués. El experimento salió mal al técnico del Sevilla, pues teórico portero titular erró en dos jugadas puntuales del Zenit, lo que desembocó en dos goles de los rusos. El primero, tras no atrapar un centro-chut desde la banda izquierda, y el segundo, al no atrapar un potentísimo remate de Hulk desde más de 40 metros. Los locales igualaban la eliminatoria y buscaban el tercer tanto para finiquitarla. 
Pero este plantel confeccionado por Monchi y preparado meticulosamente por Emery tiene una cualidad principal que les acerca al éxito: nunca se rinde. Y así fue, pues en los albores del encuentro, cuando todo parecía evocado a jugar la prórroga, un contragolpe, otro más, de los blanquirrojos guiados por Vitolo, Iborra y Gameiro finalizaba con un testarazo del francés inapelable hacia dentro de la portería de Lodigin, haciendo el definitivo 2-2 en el encuentro, y 4-3 en la eliminatoria. Un minuto 85 que no será olvidado por los sevillistas, que ya colocan ese gol en el Olimpo de los tantos históricos de la entidad por su importancia.

La Fiorentina de Joaquín, devorada por Aleix Vidal

El azar, tan quisquilloso en su esencia, quiso que las semifinales encuadraran al Sevilla con la Fiorentina de Joaquín. El bético, uno de los pilares del plantel de Montella en Florencia, se marcaba tras conocer el emparejamiento el objetivo de eliminar a 'su' eterno rival para "dar una alegría a los béticos". Nápoles y Dnipro, los dos semifinalistas restantes, lucharían por el puesto restante en la final.
Enzo Maresca, exjugador de ambos conjuntos, presagiaba un duelo igualado a tenor de el papel de cada uno de ellos en la competición europea, sin embargo, el resultado no se asemejó en nada a lo previsto por el mediocentro italiano. Unai Emery hacía una probatura en la alineación que se antojaría como decisiva para el resultado final. El de Hondarribia colocaba a Aleix Vidal, en un gran estado de forma, de carrilero por la derecha, retrasando su posición pero entregándole  toda la banda diestra para sus cabalgadas. Un juego de piezas que despistaría a Montella, y que facilitó la victoria del Sevilla. Dos de los tres tantos nervionenses fueron obra del veloz catalán.
Tras una acometida inicial de los italianos, Aleix Vidal en el minuto 17 adelantaba a los sevillistas. Un tanto psicológico, que descolocaba al táctico plantel viola. El mazazo psicológico cuando mejor estaban los visitantes permitió a los de Unai coger las riendas del encuentro, y en el minuto 51, el propio extremo catalán ponía más tierra de por medio en el marcador. Tal cual gazela, recorrió todo el flanco derecho para batir en doble ocasión al meta Neto. Y no sólo él vería puerta en la ida de las semifinales de la Europa League, pues Gameiro, en estado de gracia, anotaba el tercero en el primer balón que tocaba una vez ingresado al campo en la segunda mitad. Con ello, los nervionenses prácticamente certificaban su clasificación por segundo año consecutivo para la gran final.
Pero aún restaba una cita, el partido de vuelta en el Artemio Franchi de Florencia. La entidad viola trató de convocar a su hinchada para lograr darle la vuelta al marcador, pero todo acabaría siendo en vano. Y más aún, cuando Bacca ponía por delante al Sevilla en el minuto 22, finiquitando las ilusiones de los seguidores italianos. Todo quedaría más resuelto aún si cabe pocos minutos después, cuando Carriço lograba el definitivo 0-2. Aún quedaría tiempo para que Ilicic errase un penalti cometido por Krychowiak, y para que los de Emery estuviesen cerca en varias ocasiones de ampliar la renta. Finalmente, tras 180 minutos de entrega, el plantel blanquirrojo sellaba su pase directo para la final de la Europa League. El público asistente terminó aplaudiendo la garra y el coraje de los gladiadores de Emery.
Contra todo pronóstico, la segunda semifinal que medía a Nápoles y Dnipro se saldó con 1-2 para los ucranianos tras disputarse ambos choques, por lo que el exequipo de Juande Ramos será el rival del Sevilla en la gran final. El vigente campeón de la competición busca revalidar su hazaña del pasado año, y ya se encuentra únicamente a un partido de  lograrlo. El rival, no tan conocido, cuenta en sus filas con hombres de nivel que no pondrán nada fácil la victoria. La defensa del título, con la salvedad del 'pinchazo' en Rotterdam, ha sido impecable por parte de Emery y los suyos.

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