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La final de las generaciones sevillistas

Álvaro Ramírez

Antonio, de 73 años, creía que en 2006 cumplió su mayor sueño en Eindhoven. Vio a su Sevilla, el equipo de los sinsabores y las desilusiones, levantar una Copa, un título, europeo ni más ni menos. No se lo creía, miraba al cielo, a su alrededor, y no se lo creía, hasta que miró dentro, su corazón, y notó que latía con una fuerza inusitada, rotundo, constante, a lo campeón. Alberto, Javier, Miguel, Pedro... y ese grupo de amigos sevillistas que siempre intenta juntarse para hablar del equipo, para ir y ver los partidos, que habían crecido en "el otro año igual", creían que estallaban cuando en Glasgow se miraban unos a otros y celebraban un segundo título consecutivo entre abrazos de esos que solo se dan los de una misma religión, los de una misma idea, esos abrazos que solo se dan los que conocen la alegría tras conocer bien lo que ha supuesto la tristeza. Jesús, de 18 años, casi ni recuerda Eindhoven. Lo disfrutó, claro, pero no como disfrutó la de 2014, la de Turín ante el Benfica, aquella reedición del pasado que se convirtió en presente. Fue entonces cuando conoció aquella sensación que Antonio, a sus veteranas formas, y que Alberto, Javier, etc., más recientes, le contaron.

Todos, todos ellos, todos, a su forma, sintiendo su Sevilla, su felicidad, sus campeonatos, se mirarán este miércoles las caras, temerosas y nerviosas seguro al principio, esperando que exploten de nuevo de felicidad, con el orgullo de poder volver a vivir, de tener la oportunidad, de revivir un mismo sentimiento, el de campeón, y volver a celebrarlo con todas las generaciones de sevillistas, incluso con las de aquellos que tuvieron la mala fortuna de no vivir este Sevilla de finales, de viajes, de títulos... pero que siguen en la memoria.
Porque el sevillismo ya no sabe en qué punto se encuentra, si en la eternización de la grandeza de su equipo, si en la prolongación del sueño, si en la recta final de la felicidad o en la rampa da salida de este nuevo Sevilla reencontrado casi 10 años después. El sevillismo, en todo caso, acaso ni se lo pregunta, lo exige sin saber, solo por su naturaleza, y lo disfruta como solo él sabe. Esta vez en Varsovia, como fue en Holanda, Escocia o Italia. El nuevo desafío del Sevilla se sitúa en Polonia, en un espectacular Narodowy Stadium y de nuevo con miles y miles de sevillistas recorriendo kilómetros, superando obstáculos hasta situarse en la otra punta de Europa.
El sevillismo, sí sabe en cambio, que su equipo, lo vuelva a hacer pronto o tarde, o no lo vuelva a hacer, que su equipo de nuevo le brinda una nueva oportunidad de engrandecerse hasta límites inusitados. Unos límites que no conoce ningún equipo europeo, unos límites que hasta el día de hoy lo marcan los tricampeones, la Juventus, el Liverpool, el Inter y el propio Sevilla, unos límites que solo tiene la posibilidad de superar el conjunto nervionense hasta coronarse como el único equipo capaz de lograr cuatro títulos en la UEFA, la Europa League o la Copa de Ferias. Tiene delante de sí una hazaña el Sevilla, qué decir una, varias, la de convertirse en tetracampeón, por supuesto, pero también la de alcanzar, ahí es nada, la Champions League, premio gordo que ofrece este torneo, más merecido que nunca si fuera para el Sevilla porque nadie había logrado lo que él. Ese premio gordo es el apéndice perfecto de una final que el Sevilla debe jugar como una de sus finales, como las sabe jugar este equipo...
...y da igual quién esté enfrente. Esas finales que juega el Sevilla deben ser finales se tenga delante al Barcelona, al Manchester United o al Real Madrid, al Benfica o al Dnipro. Nada en el rostro de Unai Emery, en sus formas, en sus dictados hace sospechar que este Sevilla ultracompetitivo vaya a bajar el listón porque enfrente haya un equipo de Dnipropetrovsk. Pero eso no estará reñido con la confianza, y eso puede trasladarse a su once. La principal duda es saber si jugará Coke o jugará Reyes, y la posición que ocupará Aleix Vidal en el campo. Si es lateral, Reyes podría estar por delante, con Vitolo en la izquierda. Si Aleix es interior, Coke sería el lateral y Reyes podría ir al banquillo... o la izquierda por Vitolo. 
El caso es que el resto del once parece estar decidido y que Emery está convencido de buscar el ataque como fórmula, al menos primera, para sacar de sus casillas, bien encajadas siempre, al Dnipro.
Tiene suficiente bagaje el Sevilla, suficiente confianza y suficientes argumentos para superar a los ucranianos y aglutinar a todos los sevillistas en una nueva fiesta, en una nueva prolongación de la felicidad y apadrinar una nueva generación de sevillistas, los tetracampeones europeos, esa generación de la que solo hay un ejemplo en toda Europa.
Alineaciones probables:
FC Dnipro: Boiko; Fedetski, Douglas, Cheberiachko, Matos; Kankava, Fedorchuk, Rotán, Luchkévich, Konoplyanka; y Kalinic.
Sevilla FC: Sergio Rico; Aleix Vidal, Carriço, Kolo, Tremoulinas; Krychowiak, M'Bia; Reyes, Banega, Vitolo; Carlos Bacca.

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