Cuando el Sevilla anunció en su página web que la celebración del cuarto título de la Europa League iba a ser una “experiencia inolvidable”, pocos sevillistas imaginaban lo que les esperaba en el Ramón Sánchez-Pizjuán. Apenas 24 horas después de levantar la cuarta al cielo de Varsovia, se daba el pistoletazo de salida al espectáculo RSP360º. Una fiesta de luces, sonido y color como nunca antes se ha vivido en Nervión, en Sevilla y en Andalucía. “’¿Pero qué habéis montado aquí?’, era lo que más repetían los jugadores. Para ellos también fue una pasada”, cuenta a ElDesmarque Fran Sánchez, socio-director del Grupo Abbsolute, la empresa que se encargó de organizar el evento.
Una fiesta que tuvo su historia y, sobre todo, mucho trabajo por detrás. Se quiso huir de la sencillez de las celebraciones anteriores. Por eso, nada podía dejarse a la improvisación. “El primer contacto se produjo nada más acabar el partido de ida de las semifinales contra la Fiorentina. Nos llamó Ramón Loarte y nos comenta la idea que tienen de hacer algo diferente. Al día siguiente del partido ya estábamos en el estadio. La indicación era clara: querían sorprender. Querían algo espectacular y a la altura de lo que se podía conseguir: ser el equipo con más Copas de la UEFA y lograr la clasificación para la Champions. El primer boceto fue aceptado de inmediato por el club. Lo presentamos después del partido de vuelta en Florencia”.
No es para menos, pues el resultado fue inmejorable para todos los que asistieron a la celebración. Un enorme escenario adornado con cuatro pantallas gigantes, ocho proyectores de vídeo, una banda sonora que ponía los vellos de punta, confeti, serpentina, cuatro minutos ininterrumpidos de pirotecnia y una Copa de la UEFA hinchable gigantesca como colofón, para una fiesta que tardará mucho tiempo en olvidarse. “Hablamos de convertir el estadio en un espectáculo multitudinario de luz, sonido y color. Empezamos a montarlo el lunes 25 por la mañana. Fueron tres días de montaje y tres días de ensayo por la noche. Al final, me sorprendió hasta a mí mismo, que soy sevillista. Esto ha sido un salto de calidad muy importante porque era para 45.000 personas, más otras 15.000 que se quedaron fuera porque no cabían”, añade Sánchez.
El socio-director del Grupo Abbsolute cuenta también cómo se enteraron de todo los jugadores: “Ellos bajan del autobús sin saber nada, siendo los reyes del mambo. Era su momento. Cuando entraron en el vestuario, les dimos una charla. Les dijimos que no era lo habitual, que nos tenían que echar cuenta y tener cuidado, porque ellos eran importantes para que saliera bien. Al principio no echaban cuenta, aunque poco a poco sí, pero no demasiado. Cuando ellos salen y ven aquello montado, se quedan sorprendidos y entonces empiezan a preguntar asustados: ‘¿Qué me decías antes, qué hay que hacer?’. Krychowiak o no lo entendió o se le fue a cabeza. El césped era un campo de minas, lleno de cables y pirotecnia. Ahí nos tuvimos que acercar a los jugadores y decirles que por favor no lo repitieran, porque se la estaban jugando”.
Y añade: “A Emery lo vi al margen. Me fui para él y le pregunté: ‘¿Cómo lo ves?’. Y me respondió: ‘Alucinante, es increíble. Es lo que necesitaba este club para celebrar algo así. Él se escondió al principio porque sabía que iba a llegar su momento. Se ganó al sevillismo. Fue un discurso que cala. Ha unido al sevillismo”. Una afición que fue parte fundamental para que todo funcionara: “En realidad, fuimos comedidos. Hicimos algo muy a la medida. Sabíamos que el 50% del espectáculo lo iba a poner el sevillismo. La guinda fue cuando salió la copa y se encendió el Gol Norte con tantas bengalas. Fue perfecto”.