Emery vs Nuno, ¿héroes o villanos?

El partido entre el Sevilla y el Valencia del próximo domingo llega con más urgencias de las previstas al inicio liguero. La situación de los equipos no se asemeja casi en nada al rumbo firme que mantuvieron la pasada temporada, y sus resultados tanto en Liga como en Champions tienen con la mosca detrás de la oreja a sus aficiones. Los principales señalados por el sevillismo y el valencianismo son los entrenadores, Unai Emery y Nuno Espírito Santo. Apenas unos meses después de realizar un curso magnífico con sus clubes, las críticas comienzan a cebarse con ellos.

En el caso del Sevilla, las dudas en relación al entrenador no son tan pronunciadas. La eliminación de la Liga de Campeones agrava la situación del campeonato doméstico, donde los blanquirrojos se sitúan decimoprimeros con 15 puntos en 12 jornadas. El cuarto puesto se aleja ya a seis puntos, algo que comienza a crispar al sevillismo. Sin embargo, la magnífica temporada anterior del vasco al frente del barco de Nervión, donde finalizó quinto a un paso de la Champions, firmando los mejores números ligueros de la historia del club, y la posterior consecución de la Europa League por segundo año consecutivo, siguen sirviendo de bálsamo para Unai, que aún cuenta con bastantes adeptos. Sobre todo, dentro de la directiva. Todavía no se ha pedido públicamente su destitución en la grada del Sánchez Pizjuán, por lo que tiene margen.
La que si se ha pedido es la de Nuno, que incluso finalizando cuarto el curso pasado, no contó con el beneplácito absoluto de la grada de Mestalla. Una afición, la ché, que sí que ha pedido su cabeza en varias ocasiones este año. En liga, el conjunto de la capital del Turia es séptimo, con cuatro puntos más que el Sevilla (19), aunque mostrando una irregularidad que indigna a la hinchada. En Champions, con un grupo de un nivel bastante bajo en relación al sevillista, no están dando la talla, posicionándose terceros tras Zenit y Gent. Así las cosas, una derrota ante los blanquirrojos, con la rivalidad existente entre ambos conjuntos desde hace unos años, agravaría la situación, dejando al técnico luso en la cuerda floja.
Estos dos son dos claros ejemplos de que el fútbol no tiene memoria. Los que fueron héroes hace no mucho, pueden pasar a ser villanos si el rendimiento de sus plantillas sigue decreciendo a esta velocidad.