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Sevilla FC
1-0
Valencia CF

El Sevilla se agarra a la Liga

Escudero celebra con Llorente su gol al Valencia.
Álvaro Ramírez

El Sevilla sumó tres puntos este domingo ante el Valencia en un partido en el que no estuvo brillante, salvo en casos puntuales como el gol, pero en el que acabó sumando tres puntos, que era lo que contaba. Los sumó porque realmente los mereció. No será un partido que se recordará ni mucho menos, pero sí que el Sevilla fue mejor que un triste, muy triste Valencia que también dio síntomas muy preocupantes. Los de Emery presionaron más, pelearon más y, aunque no estuvieron especialmente lúcidos, sobre todo en ataque, sin que presentaron sobre el terreno de juego más argumentos de peso para llevarse el encuentro. Sabía Emery, por ejemplo, que ante un Valencia tan cerrado por el centro el partido podía estar por las bandas, por esos laterales tan ofensivos que tanta polémica conllevan a veces. Y por ahí se llevó el encuentro el equipo hispalense. Escudero marcó en su debut y Mariano fue el mejor del partido.
Hay, en todo caso, cosas que reprochar a este Sevilla que ni mucho menos apabulla. Jugó con un jugador más desde el minuto 35 y con dos más los últimos minutos de la segunda parte, por expulsiones de Cancelo y Javi Fuego, respectivamente. Y a pesar de su superioridad no consiguió llevar el partido con la calma necesaria, al menos en el marcador. Es cierto que el equipo andaluz no pasó apuros (Sergio Rico no recibió un remate en todo el partido), pero procedía que el Sevilla dejara a los suyos más tranquilos con algún tanto más antes de que Velasco Carballo pitara el final. 
El Sevilla salió al terreno de juego con un punto más de intensidad que el Valencia. Parecía convencido de la utilidad de presionar arriba, dificultar la salida de la pelota del equipo de Nuno y lo cierto es que le funcionó. Más que por robos peligrosos, porque mantenía alejado al Valencia de Sergio Rico, que fue un espectador durante todo el encuentro. La pelota nunca salía con sentido de las botas de los jugadores ches y eso provocaba que una y otra vez el Sevilla la recuperara, aunque casi siempre en campo propio porque el Valencia no tuvo reparos en acudir constantemente al pelotazo. 
Teniendo controlado más o menos al Valencia en lo que a la defensa se refería, lo que le faltó al Sevilla fue algo más de precisión en los metros finales, tanto en los pases como en el remate. Realmente la primera mitad nervionense fue más que correcta y ahí Emery entendió mejor el encuentro, pues concentrados muchos efectivos en la medular, dio libertad absoluta a Mariano para subir una y otra vez por la banda derecha. El brasileño, que fue el mejor en esos minutos, era un constante dolor de cabeza para Gayá, que además no tenía casi nunca ayuda a la hora de defenderle. Por esa banda derecha, en la que Vitolo y Mariano se entendieron bien, llegaron las oportunidades más claras, sobre todo una que remató en semifallo Llorente y a la que no llegó Vitolo.
Estaba mejor el Sevilla, sin tirar cohetes, pero sí que estaba poniendo más en el partido que su rival para llevarse el encuentro. Además se encontró con la superioridad numérica en el partido, pues Joao Cancelo fue expulsado por dos amarillas antes de llegar el descanso. La segunda algo más discutida, pero más que pitable en todo caso. Con un jugador más tampoco es que cambiara demasiado la tónica del encuentro, si acaso que en defensa el Sevilla se sintió aún más seguro, pero arriba, aunque había ocasiones (la tuvieron Llorente, Konoplyanka...), el gol no llegaba y Ryan se mostraba seguro. Le faltaba a los de Emery encontrar el acierto ante el gol y alguna forma de desarbolar la zaga valenciana, de lo poco decente en el equipo de Nuno hasta entonces.
Todo esa bruma entre tanto jugador valencianista que parecía nublar al Sevilla cuando se acercaba a la portería se disipó en lo que tardó Banega en destapar el tarro de sus esencias. Tras una larga jugada de ataque, el argentino recibió algo alejado de la frontal del área y trazó con su exterior una asistencia espectacular en diagonal a la llegada de Escudero, ese perfil de lateral largo que siempre quiere Emery para que, precisamente, sorprenda de la forma en la que lo hizo, rematando además de forma espectacular y sin dejar caer la pelota.
El 1-0 calmaba al Sevilla y hacía prever algún tipo de reacción del Valencia hasta entonces muy timorato e inofensivo, con once y con diez. Pero en realidad tampoco el equipo de Nuno tuvo ni arrestos ni orgullo ni fuerzas para poner en problemas al equipo nervionense, que, por su parte, tampoco remataba un encuentro totalmente en franquicia. Pese a la superioridad, no generó demasiadas ocasiones claras, aunque Mariano e Immobile, que entró por Llorente, tuvieron sus oportunidades. La cosa se puso incluso más cómoda para el Sevilla, porque el último cuarto de hora prácticamente lo jugó con dos jugadores más por la expulsión de Javi Fuego. Pero realmente le costaba mucho superar a la zaga valenciana y ser preciso en los últimos metros, y eso que llegadas por ambos costados, ya fuera por medio de Mariano, Vitolo o Konoplyanka, tuvo hasta cansarse. Pero luego pocas veces aparecían los sevillistas en zona de remate o lo hacían con verdadero peligro.
No logró ningún tanto más el conjunto de Emery, y terminó sufriendo en la última jugada con el consiguiente cabreo de la grada. Es evidente que el Sevilla no está 'Súper', pero por el momento, al menos, suma tres puntos que lo mantienen en la Liga a tiro de piedra de las posiciones europeas y de los ambiciosos objetivos ligueros.

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