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Molde FK
1-0
Sevilla FC

Ni peligro ni trámite

Kolo y Fazio, durante el partido ante el Molde (Foto: UEFA.com).
Álvaro Ramírez

El Sevilla firmó su clasificación para los octavos de final de la Europa League en un partido que finalmente fue un trámite, a la vista del resultado de la eliminatoria (3-1 global), pero en el que también tuvo que emplearse con intensidad para no verse sorprendido. Cayó ante el Molde por la mínima, ante un Molde que tuvo espíritu y voluntad, pero al que contuvo el equipo nervionense cuando más quiso apretar. Fue un partido, en líneas generales, bastante pobre del Sevilla, que sabía que poco había que ganar en Noruega y sí mucho que perder. El caso es que apretó lo suficiente para que no se le subiera más de lo debido a las barbas el Molde, pero tampoco pudo imponerse. Eso provocó que poco hubiera que rescatar del partido, apenas la seguridad de David Soria y el redebut de Diogo. En lo negativo, de nuevo Fazio regaló un gol que obligó a Emery, por ejemplo, a utilizar a titulares en la segunda mitad.
El caso es que el Sevilla certificó su clasificación y estará en el sorteo de los octavos de final este viernes (13.00), pero poco habrá que rescatar de un partido que no pasará a los anales de la trayectoria continental nervionense y que apenas sirve para cubrir el expediente.
Con las pertinentes rotaciones y con el pertinente riesgo que sigue conllevando, a día de hoy, alinear a Fazio por su alarmante estado de forma saltó el Sevilla al Aker Stadium. Y saltó con buena predisposición, pues los primeros minutos fueron de posesión, de presencia de Reyes en el juego, de intentos de Banega y de animosidad de Konoplyanka, incluso de algún remate de Llorente. El equipo nervionense pretendía enfriar los ánimos, si era posible enfriarlos más allá de las bajas temperaturas, del conjunto noruego, sobre todo en el arranque. Eso lo logró, y de hecho parecía que era el Sevilla el que se jugaba algo en el envite, más que su rival.
Pero la concentración y atención nervionense, con el bagaje del 3-0 de la ida, fue difuminándose poco a poco, y el Molde entrando en el partido, como por otra parte le obligaba su condición de local. Mediada la primera parte ya era el conjunto noruego el que dominaba la pelota, ya eran los impronunciables nombres de jugadores noruegos los que copaban la actividad y ya Reyes, Banega y Konoplyanka se convertieron en intermitentes. Eso sí, pudo el Sevilla adelantarse en un par de ocasiones, porque entre otras cosas es infinitamente mejor equipo que su rival nórdico. Llorente remató en escorzo un pase de Reyes y Banega estrelló al larguero un tiro lejano, además de un fallo en el remate de Konoplyanka en el área. El Sevilla jugaba al tran tran pero a ese ritmo dosificado también generaba puntualmente ocasiones, más ocasiones que juego. Y tampoco es que el Molde fuera una fuente de fútbol, pero fue poniendo más ganas y poco a poco empezó a pisar área, y con la pelota en el área de David Soria, crecían las posibilidades de errores. Y entre los defensas sevillistas hay uno que desde que ha llegado cuando juega, yerra, Fazio. Un mal y desatendido despeje en el área fue recogido por Hestad para batir a un vendido David Soria al filo del descanso.
No quiso el conjunto de Unai Emery ni el propio Unai Emery que la cosa se desmadrara, más allá del gol. Por eso en el descanso transmitió y ejecutó un mensaje de seriedad y concentración. El Sevilla intentó retomar la pelota en el arranque de la segunda parte y definitivamente lo retomó con los cambios del técnico. Con la entrada en el campo de Krohn Dehli por Reyes primero y de Gameiro por Llorente segundo, el partido retornó a un guion más cómodo para los hispalenses. Aunque el gol no llegaba (de nuevo se topó con el palo), sí que se volvió a jugar ya más asiduamente en campo noruego. Y cuando el Molde, que le puso alma al partido, aparecía por zonas sevillistas, David Soria se mostró con la suficiente seguridad para alejar fantasmas.
El partido se fue agotando, pero no con comodidad para el Sevilla, que tuvo que emplearse siempre con intensidad, que no pudo relajarse y que además se vio obligado a plantar cara al Molde hasta el último minuto en un escenario ciertamente apático, por el partido, en el que poco había ya que ganar, y por la climatología.

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  1. Mjdg

    A mi, me sigue sin gustar nada de nada el señor Emery. Iré contracorriente y seré un desagradecido, pero no me gusta este entrenador, en mi opinión, cobarde y sin reacción.