Títulos aparte, es probable que la mayor alegría de la historia del sevillismo no se produjese en una final. Aún sigue marcada en la retina del aficionado aquel 27 de abril de 2006. El día que Antonio Puerta rompió el balón con el alma hacia la portería de Rost, del Schalke 04, para clasificar a su club hacia la gran cita de Eindhoven, que a la postre significaría la primera UEFA del Sevilla. Una fecha especial en su competición más especial. Tras finalizar el duelo, el público se engalanó con su mejor traje y partió en dirección hacia la Feria para celebrarlo. Una comunión que comienza a ser habitual. Este jueves, ante el Athletic, será el cuarto jueves de feria europeo. En los anteriores, el título acabó en las vitrinas del Sánchez-Pizjuán.
La historia que empezó con aquella eliminatoria ante los alemanes continuó un año después. El Sevilla también ganaría esa UEFA, y del mismo modo, encararía otra semifinal un jueves de feria. Esta vez, el 26 de abril se correspondía con la ida. Y obtendría peor resultado, pues Roberto Soldado, entonces delantero de Osasuna, golpeó primero en El Sadar (1-0). A la vuelta, en Nervión, los sevillistas dieron la vuelta al marcador gracias a Luis Fabiano y a Renato.
En la 13-14, las semifinales ante el Valencia no se corresponderían con la gran semana del real de Los Remedios, pero sí un año después. En esta ocasión el frío de San Petersburgo (en cuartos), con varios centenares de hinchas desplazados, no fue rival para un Sevilla que empató a dos con el Zenit con salvador gol de Gameiro. La fiesta de los que no pudieron desplazarse se trasladó a la feria, con incluso pantallas dentro de las casetas para no perder ni un detalle del partido. Allí se celebró el pase a semis.
Aquellos maravillosos jueves que tanto han marcado a la afición del Sevilla tendrán su continuación en apenas un día. El resultado de 1-2 cosechado en San Mamés encarriló una nueva clasificación para estar entre los cuatro mejores conjuntos de la competición. La hinchada ya tiene el traje y la corbata preparados, ahora le toca a los futbolistas seguir con la tradición.