Es Noticia
Sevilla FC
1-1
RC Deportivo
Domingo de resaca
Los jugadores del Deportivo se abrazan tras el empate.
Álvaro Ramírez
Le está costando al Sevilla recuperarse en la Liga de los esfuerzos intersemanales de la Europa League. Y tanto. Acumula ya cuatro jornadas sin ganar y este domingo empató ante el Deportivo en un encuentro en el que fue muy superior en la primera mitad y en el que se dejó ir claramente en la segunda parte. Tanto por cansancio físico, porque aunque Emery hizo cambios en el once muchos volvieron a acumular minutos, como en el desgaste de la plantilla. El Sevilla tiene un once muy competitivo, pero en algunos puestos se nota el salto de calidad, sobre todo en la delantera, donde la falta de Gameiro es demasiado llamativa. Llorente peleó y estuvo discreto y Juan Muñoz directamente no dio el nivel luego cuando salió.
El caso es que el gran Sevilla de la Copa y de la Europa League empieza a ser un Sevilla mediocre en la Liga, donde parece falto de ambiciones. Con la Champions ya descartada, ahora incluso se le complica la quinta plaza, que se le va a cinco puntos, y la sexta, a cuatro. Aunque por detrás tiene el Málaga a ocho puntos y por ahí anda al menos tranquilo por ahora.
Con solo tres jugadores de los que salieron de inicio ante el Athletic en la Europa League se presentó el Sevilla en el campo. Salvo Iborra, Kolo y Escudero, el resto de jugadores del once estaban 'frescos', si bien otros como Cristóforo o Konoplyanka o Coke también tuvieron minutos el jueves. Pero el caso es que el Sevilla, de entrada, no pareció acusar el partido del jueves. Más bien al contrario. Estuvo intenso, presionó arriba, ahogó al Deportivo y no tardó en hacerse con el mando del partido, con el balón y sin él, pues recuperaba pronto. Fue, en líneas generales, una buena primera parte del Sevilla, que encontraba espacios y soluciones en ataque, ya fuera con Konoplyanka y Escudero en la banda izquierda, con Reyes por la derecha o con Banega e Iborra por el centro. Además, Llorente incomodaba en ataque y gozó de varios remates que venían avisando de la facilidad con la que el equipo nervionense se acercaba a la portería del Deportivo.
La primera parte del Sevilla fue realmente buena y le faltó haber aumentado su ventaja con algún otro gol
Y no marcó Llorente el primero, pero sí fue asistente en un nuevo centro lateral, esta vez de Reyes, que el delantero cabeceó asistiendo a Iborra, que llegó como una locomotora para anticiparse a su marca y hacer el primer gol del Sevilla que no hacía más que confirmar la superioridad sobre el campo de los semifinalistas de la Europa League. Y ese 1-0 además dio continuidad al juego sevillista, aunque el Dépor intentó estirarse, elevar el pistón de agresividad y reaccionar. El caso es que entendía mucho mejor el partido y hacía una buena lectura para aprovechar los jugadores que estaban sobre el campo: la calidad de Reyes, los buenos pases y el uno contra uno de Konoplyanka, la facilidad de remate áreo de Llorente, el dominio del rechace de Iborra, la calidad de Banega, la profundidad de los laterales... todas esas virtudes se podían ver sobre el campo porque el Sevilla las propiciaba con su juego colectivo. Y por eso los centrales, Kolo y Carriço, pasaron más inadvertidos, como Sergio Rico, que pasaron una primera mitad realmente plácida.
En la segunda mitad el juego del Sevilla no tuvo referencias: ni Gameiro, ausente, para jugar a la contra, ni Banega, muy intermitente todo el encuentro
La segunda no fue tan monocromática, de entrada porque Víctor Sánchez del Amo, el que fuera segundo entrenador de Míchel en el Sevilla, cambió el dibujo de su equipo y del 5-3-2 pasó al 4-4-2 con el cambio de Cani. El Deportivo se estiró y el Sevilla se agazapó esperando alguna contra definitiva o alguna conexión que llegara a Llorente o Iborra en el área. Aunque salvo ocasiones contadas, no encontró velocidad el equipo hispalense, y por eso le faltó cierta continuidad en su juego en la segunda parte. Además, Banega anduvo demasiado intermitente e irregular. Eso provocó que por momentos se encontrara el equipo de Emery sin plan A. Ni contras sin Gameiro ni posesión con un Banega más desdibujado. En esos claroscuros fue creciendo algo el equipo gallego. El Dépor intentó apretar y, aunque no es que agobiara ni cerca el área de Rico, sí que tuvo algunas ocasiones, como un disparo de Lucas Pérez y una salida en falso del meta. Avisos de que el goleador coruñés empezaba a activarse, como demostró en una jugada posterior tras una absurda pérdida en el centro del campo en la que compartieron culpas Banega y Cristóforo. Su asistencia de lujo la convirtió en empate Riera.
Pareció el Sevilla despertar de esa inopia con ese gol del Deportivo e intentó de nuevo reaccionar en los últimos minutos. Volvió a retomar un plan, volvió a retomar una senda, la de la presión arriba, la de la posesión de la pelota y búsqueda de la portería contraria. Pero claro, aunque le dio para algunas llegadas contadas, ya el tiempo era prácticamente inexistente.
Se le volvieron a ir dos puntos al Sevilla, en Nervión, donde ha dejado de ser inabordable (tres partidos sin ganar, dos derrotas y un empate), como se deja ir el Sevilla en la Liga, donde pierde comba antes de un final de temporada apasionante en eliminatorias pero decepcionante en regularidad.
El caso es que el gran Sevilla de la Copa y de la Europa League empieza a ser un Sevilla mediocre en la Liga, donde parece falto de ambiciones. Con la Champions ya descartada, ahora incluso se le complica la quinta plaza, que se le va a cinco puntos, y la sexta, a cuatro. Aunque por detrás tiene el Málaga a ocho puntos y por ahí anda al menos tranquilo por ahora.
Con solo tres jugadores de los que salieron de inicio ante el Athletic en la Europa League se presentó el Sevilla en el campo. Salvo Iborra, Kolo y Escudero, el resto de jugadores del once estaban 'frescos', si bien otros como Cristóforo o Konoplyanka o Coke también tuvieron minutos el jueves. Pero el caso es que el Sevilla, de entrada, no pareció acusar el partido del jueves. Más bien al contrario. Estuvo intenso, presionó arriba, ahogó al Deportivo y no tardó en hacerse con el mando del partido, con el balón y sin él, pues recuperaba pronto. Fue, en líneas generales, una buena primera parte del Sevilla, que encontraba espacios y soluciones en ataque, ya fuera con Konoplyanka y Escudero en la banda izquierda, con Reyes por la derecha o con Banega e Iborra por el centro. Además, Llorente incomodaba en ataque y gozó de varios remates que venían avisando de la facilidad con la que el equipo nervionense se acercaba a la portería del Deportivo.
La primera parte del Sevilla fue realmente buena y le faltó haber aumentado su ventaja con algún otro gol
Y no marcó Llorente el primero, pero sí fue asistente en un nuevo centro lateral, esta vez de Reyes, que el delantero cabeceó asistiendo a Iborra, que llegó como una locomotora para anticiparse a su marca y hacer el primer gol del Sevilla que no hacía más que confirmar la superioridad sobre el campo de los semifinalistas de la Europa League. Y ese 1-0 además dio continuidad al juego sevillista, aunque el Dépor intentó estirarse, elevar el pistón de agresividad y reaccionar. El caso es que entendía mucho mejor el partido y hacía una buena lectura para aprovechar los jugadores que estaban sobre el campo: la calidad de Reyes, los buenos pases y el uno contra uno de Konoplyanka, la facilidad de remate áreo de Llorente, el dominio del rechace de Iborra, la calidad de Banega, la profundidad de los laterales... todas esas virtudes se podían ver sobre el campo porque el Sevilla las propiciaba con su juego colectivo. Y por eso los centrales, Kolo y Carriço, pasaron más inadvertidos, como Sergio Rico, que pasaron una primera mitad realmente plácida.
En la segunda mitad el juego del Sevilla no tuvo referencias: ni Gameiro, ausente, para jugar a la contra, ni Banega, muy intermitente todo el encuentro
La segunda no fue tan monocromática, de entrada porque Víctor Sánchez del Amo, el que fuera segundo entrenador de Míchel en el Sevilla, cambió el dibujo de su equipo y del 5-3-2 pasó al 4-4-2 con el cambio de Cani. El Deportivo se estiró y el Sevilla se agazapó esperando alguna contra definitiva o alguna conexión que llegara a Llorente o Iborra en el área. Aunque salvo ocasiones contadas, no encontró velocidad el equipo hispalense, y por eso le faltó cierta continuidad en su juego en la segunda parte. Además, Banega anduvo demasiado intermitente e irregular. Eso provocó que por momentos se encontrara el equipo de Emery sin plan A. Ni contras sin Gameiro ni posesión con un Banega más desdibujado. En esos claroscuros fue creciendo algo el equipo gallego. El Dépor intentó apretar y, aunque no es que agobiara ni cerca el área de Rico, sí que tuvo algunas ocasiones, como un disparo de Lucas Pérez y una salida en falso del meta. Avisos de que el goleador coruñés empezaba a activarse, como demostró en una jugada posterior tras una absurda pérdida en el centro del campo en la que compartieron culpas Banega y Cristóforo. Su asistencia de lujo la convirtió en empate Riera.
Pareció el Sevilla despertar de esa inopia con ese gol del Deportivo e intentó de nuevo reaccionar en los últimos minutos. Volvió a retomar un plan, volvió a retomar una senda, la de la presión arriba, la de la posesión de la pelota y búsqueda de la portería contraria. Pero claro, aunque le dio para algunas llegadas contadas, ya el tiempo era prácticamente inexistente.
Se le volvieron a ir dos puntos al Sevilla, en Nervión, donde ha dejado de ser inabordable (tres partidos sin ganar, dos derrotas y un empate), como se deja ir el Sevilla en la Liga, donde pierde comba antes de un final de temporada apasionante en eliminatorias pero decepcionante en regularidad.
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2 comentarios
Este entrenador se ha acostumbrado a regalar un tiempo, y de esa forma lo mas probable es perder. Y por descontado que el equipo no juega a nada y de seguir así nos vamos a comer un mojón como el sombrero de un picador tanto en liga, copa o uefa.
Que tirria le estoy cogiendo a ver al Sevilla Fc con este cagueta de entrenador. Por favor ficha este año que viene por el equipo que quieras, pero vete ya Emery