El Sevilla FC de Unai Emery se ha caracterizado en las últimas temporadas por acabarlas como un tiro en casi todas las competiciones. En la 2013-2014 luchó contra el Athletic hasta el final por la cuarta plaza, algo que se repetiría el año pasado frente al Valencia. Aquellos años también llegó (y ganó) a la final de la Europa League, aunque pinchó en Copa. No obstante, esta inercia se ha torcido este curso en el campeonato doméstico. Monchi confeccionó un plantel para la Champions, y pese a pinchar en ésta, en el resto lo ha bordado en todo menos en liga. Ahí se ha desinflado preocupantemente, diciendo adiós a los cuatro primeros, e incluso a los seis. Por suerte, el séptimo va a Europa. Son únicamente 4 puntos de los últimos 24 los sumados.
Ningún iluso se atreverá a calificar la temporada sevillista como mala. E incluso como aceptable. El hecho de disputar dos finales en las dos próximas semanas la puede graduar como sobresaliente, pero no rozará la matrícula a no ser que gane ambas, pues cuenta con la lacra de la liga. Desde el triunfo frente al Villarreal del 13 de marzo, los de Unai Emery sólo se han puesto serios en una cita, en el derbi ante el Betis. De los demás encuentros (siete), sólo ha sumado un punto, el cosechado ante el Deportivo de la Coruña en Nervión. Y todo ello, habiéndose medido a clubes de la parte baja, como el Sporting, el Espanyol, el Granada, e incluso el Valencia y la Real Sociedad (cuando se enfrentó a ellos, que estaban clasificados cerca del descenso, algo que ha cambiado con el paso de las jornadas). Únicamente el Madrid era superior a los hispalenses.
Unos números para analizar seriamente por Monchi y el equipo técnico de Unai Emery, que en verano se marcaron como objetivo llegar lo más lejos posible en las tres competiciones. Lo han cumplido en dos, pero el fondo de armario ha fallado en la que precisamente el técnico calificaba como "la más importante" de las tres, porque marca el día a día de la entidad. Con el séptimo puesto asegurado, visitará San Mamés el próximo sábado sin jugarse absolutamente nada. Si el Sevilla se proclama campeón de la Europa League, disputará la Champions el próximo curso, quedando en el olvido el mal papel liguero. No obstante, si por casualidad cae ante el Liverpool, se verá obligado incluso a arrancar la próxima campaña antes, debido a las dos fases previas de la UEFA.