Es habitual que el Sevilla comience sus sesiones de entrenamientos con todos los jugadores unidos en el centro del campo. Ánimos, la charla del míster, discurso motivador y explicación de los ejercicios que se realizarán a continuación. En el St. Jakob Park de Basilea, esa charla cobró una nueva dimensión. El entrenador del Sevilla, Unai Emery, se dirigió a sus jugadores de manera llamativa, de forma elocuente, graciosa a ratos, emotiva a otros, rotunda. Sus palabras se escuchaban casi desde la zona de prensa y llegaban a cada futbolista del plantel.
Porque esa charla que recibieron los jugadores no fue una más. Ni siquiera fue la charla de un entrenamiento más previo a una final. Fue, La Charla, la más importante, la del momento, la inolvidable, la que queda en la memoria de los futbolistas y aquel que la presencia. Fue una charla vehemente, cargada de contenido y continente y una charla que debió llegar y llegó a sus futbolistas, que empezó con chanzas, con bromas, con risas, pero que acabó con sentimiento. Por eso, esa charla acabó con una sonada ovación de los propios futbolistas a su entrenador. Por motivación, por unión, no va a quedar en el Sevilla en la final ante el Liverpool.