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El Sevilla FC, equipo con más finales europeas en el siglo XXI

Manuel Pedrero

El idilio del Sevilla FC con el Viejo Continente sigue su curso. Aquella tarde en Eindhoven quedó esculpida en el tiempo. Antonio Puerta abría el cajón de los sueños con el ya indeleble gol en la prórroga ante el Schalke 04. El Sevilla FC miró cara a cara su primera final europea frente a los ingleses del Middlesbrough. No sería la última.

Todo comenzó un 10 de mayo de 2006. Juande Ramos, entrenador nevionense por aquellas fechas, metía los andaluces en un partido para el recuerdo. El Boro no fue rival y la dupla Luis Fabiano-Kanouté guiaron la primera corona continental. 4-0 reflejó el luminoso del Philips Stadion. Enzo Maresca firmó dos tantos para enloquecer a una afición incrédula pero rebosante de euforia.
El nombre de Sevilla penetraba en los oídos de Europa. Se preguntaban el porqué un equipo que jamás habitó entre los grandes desembarcaba con tanta virulencia y energía.
Una final llama a otra. No pasarían tres meses cuando en el principado de la ostentación, el equipo rojiblanco borrará del mapa al todopoderoso FC Barcelona. 0-3. Resolución contundente. El tridente conformado por Messi, Ronaldinho y Samuel Eto’o observaba impasible como la maquinaria sevillista despellejaba las opciones catalanas. Renato, Kanouté y de nuevo Maresca dejaron claro que el Sevilla aterrizaba en el selecto rincón de las glorias para quedarse.
Tan solo un año después, Monchi volvía a confeccionar una plantilla. La magia de Holanda se transportaba a Escocia, territorio de solera y empaque. El oponente de la final, el RCD Espanyol plantó cara. 1-1 al final del tiempo reglamentario y 2-2 en la prórroga. Los penaltis se encargaron de dirimir campeón. Kanouté, Dragutinovic y Puerta perforaron red e hicieron valer los errores de Luis García, Jonatas y Marc Torrejón.
El inexorable paso de las horas, días y meses no apartó al Sevilla de más finales. El destino quiso elevar a la categoría de leyenda a Antonio Puerta. El de Nervión fallecía en el verano de 2007. Se fue levantando tres copas de índole continental. Tres días más tarde, con el estado de abatimiento, la escuadra de Eduardo Dato derrocho casta y coraje, como versa su himno para enfrentarse al AC Milan en la segunda Supercopa de Europa consecutiva. Pese a empezar ganando, gracias al gol de Renato al cuarto de hora, la gasolina de los de Juande se acabó en el segundo periodo. Inzaghi, Jankulovski y Kaká dieron la vuelta al marcador y dejaron al sabor a hiel en el corazón de todos los sevillistas desplazados a Montecarlo.

Bacca tomó el relevo de Luis Fabiano

Tras un paréntesis de siete años, un renovado equipo sevillista aunque guiado por el mismo ‘arquitecto’, Monchi, volvía a la senda del protagonismo en las finales de la mano de Unai Emery. Rakitic, Mbia o Bacca subrayaban sus nombres para recolocar al Sevilla como campeón. En 2013, los penaltis confirmaron su preferencia y el Benfica entristecía. No hubo goles en el duelo. Desde los once metros, los hispalenses no marraron ninguno. Bacca, Mbia, Coke y Gameiro desquiciaron a Jan Oblak, actual portero del Atlético de Madrid. Era la quinta final europea y la tercera Europa League.
El Real Madrid ganaba ese año su ansiada ‘Décima’ y en Gales se hizo con la Supercopa de Europa gracias a un doblete de Cristiano Ronaldo.
A velocidad de crucero en su competición fetiche, no esperó para volver a conquistarla y hacerse dueño en el Olimpo de los mejores en el segundo torneo en relevancia de Europa. Con suma facilidad adquirió billete para Varsovia y allí levantó su cuarta insignia. El Dnipro de Konoplyanka se adelantó por mediación de Kalinic pero la experiencia y hegemonía sevillista aplacaron cualquier posibilidad de duda. Krychowiak y Carlos Bacca negaron al conjunto ucranio el reconocimiento, reservado para el Sevilla FC.
Próxima parada: Basilea
De Polonia a Georgia. De nuevo una final de Supercopa ante un equipo nacional. El FC Barcelona se llevaría la final con más goles de la historia. 5-4. El Sevilla, que llegó a ir perdiendo 4-1, sacaba rabia para igualar a cuatro y forzar la prórroga. Tanto esfuerzo, esta vez, no tuvo recompensa y el canario Pedro Rodríguez golpeaba con dureza la ilusión del sevillismo en la segunda parte de la media hora extra. No hubo tiempo para más reacción.
El caminante sigue andando y el 18 de mayo volverá a colocarse en los puestos de salida a por una nueva final. Basilea será escenario de la novena final europea del Sevilla FC en el siglo XXI. Ningún equipo ha disputado más.

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