La historia de jugadores de la extinta Yugoslavia en el Sevilla FC es amplia, aunque concretamente los representantes de Montenegro no han triunfado precisamente en Nervión. De allí ha llegado la última incorporación en el mercado de invierno, un Stevan Jovetic, que intentará mejorar los números de sus tres antecesores.
El primer montenegrino que llegó a la entidad de Eduardo Dato fue Željko Petrović. En octubre de 1991 llegó junto a Davor Suker desde el Dinamo de Zagreb y el rendimiento de uno y otro fue totalmente opuesto. El defensor, nacido en Niksic, apenas jugó once partidos en esa temporada –sólo cuatro completos-, marcándole un gol al Real Burgos en la jornada 27. La campaña siguiente se marchó al Den Bosch holandés.
El segundo fue Dejan Vukićević. Llegó a Nervión procedente del Partizan de Belgrado en el mercado de invierno de 1998, con el equipo en Segunda, y tampoco Gluscevic, con diez goles en 36 partidos entre Segunda División y Copa del Rey, es el mejor montenegrino de la historia del Sevilla.triunfó precisamente. El centrocampista nacido en Podgorica estuvo temporada y media en el Sevilla. En su primer medio año jugó 14 partidos, pero en la 98/99 no llegó a disputar un solo minuto e incluso se le quitó la ficha para dársela a Nico Olivera. Ese verano acabó marchándose al Recreativo de Huelva.
Sin contextualizar con lo anterior puede parecer mentira que Igor Gluščević sea el mejor montenegrino de la historia del Sevilla FC, pero es así. El ariete de Budva llegó del Extremadura en el verano del 98 con la vitola de un buen goleador de Segunda después de hacer 24 goles con el equipo de Almendralejo. Sin embargo, en Nervión le costó hacerse con un sitio, aunque acabó haciendo diez tantos en los 36 partidos que jugó en las dos competiciones. Después del ascenso se quedó sin sitio y acabó marchándose al Aris de Salónica griego.
Así las cosas, Stevan Jovetic tiene ante sí la posibilidad de mejorar los números y, sobre todo, las sensaciones de sus compatriotas en el club del Ramón Sánchez-Pizjuán. A priori no parece complicado para el actual santo y seña de la selección de Montenegro, país que por cierto juega de forma independiente desde 1997.