Es Noticia
Alavés
1-1
Sevilla FC

Cansado de competir

Álvaro Ramírez

Ya sea por cansancio, ya sea por suficiencia, ya sea por la lectura errónea del partido, el caso es que el Sevilla en Vitoria dio una imagen preocupante, sobre todo en la segunda mitad. Preocupante no para el objetivo de la Liga de Campeones, para el que el empate ni siquiera es del todo malo, pero preocupante sí para las máximas aspiraciones sevillistas, al que se le nota algo hastiado de competición y algo cansado. Llega un tramo decisivo de la temporada, con una eliminatoria de octavos de final de la Liga de Campeones la vuelta de la esquina, con una pelea en todo lo alto con el Barcelona y el Real Madrid, y el conjunto nervionense no muestra sus mejores constantes. Ni fútbol, ni eficacia, ni control ni intensidad. Sacó un punto de Vitoria, pero bien pudo perder tras su nefasta segunda mitad, en la que no dio la talla.

El empate ante el Alavés dejó en evidencia varias cosas para el Sevilla. Errores por corregir y carencias físicas por subsanar, con jugadores de refresco o con preparación si cabe. El caso es que el conjunto nervionense lleva dando síntomas de cansancio en las últimas jornadas. Ante el Athletic se derrumbó en la segunda parte, como ante el Alavés, y en esta ocasión no tuvo la fortuna de salvar el resultado, porque además no lo mereció. Incluso, tras una correcta primera parte, pudo incluso perder en la segunda mitad. Pero Sergio Rico, que había regalado un gol, luego se rehízo para salvara dos.
El Sevilla en la primera parte realizó un partido correcto y tuvo la posibilidad de encarrilar el partido con algún gol más; no lo hizo y lo pagó más tarde
El Sevilla salió al campo como si nada en realidad. Como si la presión no fuera con ellos, como si la pelea en la cabeza de la tabla no afectara a sus testas, como si jugaran un partido más, con lo bueno y con lo malo. Lo bueno en la primera parte, lo malo en la segunda. Cosas del amateurismo, para bien y mal. Salió pues el Sevilla a tener la pelota, a pesar de contar con las bajas de Nasri (obligada) y del Mudo Vázquez (elegida por su bajo rendimiento). Pero enseguida fue viendo el conjunto nervionense que encontraba algunos problemas. Tenía dificultades para encontrar líneas de pase, para llegar a la línea de fondo o a zona de remate, porque en realidad el Alavés se posicionaba bien, dejaba pocos espacios y presionaba. En otras palabras, ponía obstáculos en el camino del Sevilla. Eso provocó que, como siempre, el equipo de Sampaoli tuviera la pelota, consumiera el partido a pases, sobara el esférico, pero casi siempre en campo propio, sin demasiado peligro. El Alavés alternaba llegadas, pero tampoco cogía al Sevilla desordenado, porque más que robar, recogía las pelotas que perdían los andaluces en terreno contrario. Eso provocaba que cuando el equipo local montaba sus ofensivas esperara con numerosos efectivos y alejara el peligro.
En esa situación, pronto se dio cuenta el Sevilla que, más que a través de la construcción, podría crear peligro a través de la construcción, del robo. Y a pesar de que el Alavés intentaba salir airoso de la presión, en la medular sí que aprovecharon esa faceta los de Sampaoli, que a través de esa presión, y a través de un inteligente Sarabia, que abandonaba la banda para poblar el carril central con superioridad, tomó la delantera. El madrileño, en su novena asistencia de la temporada, convirtió un robo en asistencia y Ben Yedder la asistencia en gol, con un tiro cruzado impecable de delantero centro puro.
Sampaoli reaccionó tarde y dejó pasar el tiempo sin cambios mientras su equipo se desmoronaba física y tácticamente; dio a Jovetic apenas siete minutos cuando el equipo llevaba ya tiempo desaparecido en ataque
Se le ponía el partido bien al Sevilla, que en adelante siguió con la misma tónica, tocando en campo propio, presionando arriba y robando en campo contrario y defendiéndose más o menos con orden. De hecho, hasta tres contras muy peligrosas tuvieron los sevillistas, tres veces mal conducidas por Iborra, que como mediapunta no anduvo tan brillante como cuando actúa y entra por sorpresa desde atrás. El caso es que esas acciones, sobre todo las dos primeras, en superioridad, se fueron al limbo y el Sevilla, sin ser el más brillante, tuvo oportunidades para dejar el partido más encarrilado.

Y debió hacerlo, porque en la segunda mitad el Alavés se le subió a las barbas al Sevilla. Se metió en campo contrario, controló la pelota y sacó jugó de la suficiencia, la relajación y el cansancio nervionense, que evidenciaron sobre todo un N'Zonzi fundido, un Iborra sin brío y unos laterales apagados y castigados. Empezaron los blanquirrojos a perder balones sin sentido en el propio campo, a desdeñar las contras porque sí, a renunciar al ataque sin explicación, y el Sevilla a bajar enteros, sin que Sampaoli moviera ficha ni alterara las constantes que tomaba el partido. El Alavés se aproximaba con más y más peligro al arco rival, y a explotar los nervios de Sergio Rico, que anduvo, como el equipo, alicaído. Ya falló en una salida antes de que regalara el gol del empate a Katai, uno de los cambios de Pellegrino.
Justo antes había retirado del campo Sampaoli a Vitolo, que tampoco tuvo su mejor día, para volver a la defensa de tres. Se había demorado demasiado el técnico argentino en las sustituciones, tanto que permitió continuidad en el juego vitoriano hasta el gol.
En los últimos minutos quiso corregirse sobre la marcha con más cambios el entrenador del Sevilla. Salieron Correa y Jovetic, tarde, en un intento a la desesperada, pero el que siguió atacando fue el Alavés, que de hecho bien pudo llevarse el partido en los últimos minutos con dos claras ocasiones de Deyverson en las que se resarció Sergio Rico, sobre todo en la segunda, en un mano a mano.
Mereció más el Alavés, y acabó en campo contrario buscando la victoria, algo que no hizo el Sevilla, que apenas respondió en un remate lejano de Jovetic, que incomprensiblemente solo tuvo ocho minutos en el partido.
El Sevilla dejó ir dos puntos, aunque quizás más que lamentarse haya que empezar a preguntarse que paliativos pueden ponerse para corregir futuras carencias, sobre todo físicas, porque el equipo nervionense empieza a dar ciertos síntomas de hastío competitivo, justo cuando hay que empezar a competir de verdad.
 

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  1. Invitado

    Pero de verdad alguien se creía lo de ganar la liga? Llevamos muchos partidos ganados por la mínima y pidiendo la hora y eso tarde o temprano seciba a acabar. Los grandes ganan sus partidos por goleadas y nosotros llorando y con alguna ayudita De los Santos o los de negro. Y ahora viene el leo Ester resucitado y nos puede dar para el pelo. Rezo por qué al menos no nos bajen de los puestos champions.