La cronología de Sampaoli en el Sevilla

La marcha de Jorge Sampaoli es una cuestión de tiempo. El todavía entrenador del Sevilla se convertirá en el próximo seleccionador de Argentina después de un año en el que su actitud y el rendimiento de su equipo ha ido de más a menos.

Al llegar a la capital hispalense para firmar su nuevo contrato, el de Casilda ofreció una rueda de prensa en la que explicó su manera de jugar, la importancia del 'cómo' por encima del resultado y su ambición por conseguir éxitos con la entidad sevillista. Su objetivo era batir al Real Madrid y Barcelona en las finales de la Supercopa de Europa y de España respectivamente. Finalmente, el resultado no acompañó y la temporada arrancaba con alguna que otra duda, sobre todo, porque era pronto para ver esa "creencia desmedida en el ataque" que anunciaba Sampaoli.
Aunque ya la selección Argentina había hecho una intentona por contratar al técnico de Casilda, Sampaoli entendió que lo mejor era quedarse en la capital hispalense para arrancar el proyecto con el que se había comprometido. En Liga las cosas empezaron bien. Los resultados llegaron sin mucha brillantez de juego pero en ese momento sólo importaba ganar. Justamente lo contrario que quería Sampaoli. Casi siempre mejor el cómo que el qué.
Su primer punto a favor llegó en el choque frente al Atlético de Madrid. El Sevilla se mostró por primera vez capaz de doblegar a un rival superior y llamado a hacer cosas grandes. Hizo un partido muy serio, muy completo y dio síntomas de que Sampaoli estaba dando en la tecla con el equipo. Desde entonces el Sevilla comenzó a crecer. En Champions solventó la papeleta con normalidad. En Liga, el equipo siguió creciendo. Un buen partido ante el Barcelona, con derrota final y el choque ante el Real Madrid del final de la primera vuelta, ponían un broche de oro a la primera parte de la campaña. En paralelo, las declaraciones de Sampaoli sin descartar ninguna competición e ir a pelear por todo, motivaba al sevillismo y recordaba los tiempos en el que el mejor Sevilla de Juande peleaba La Liga a los grandes. "No es un espejismo, es una realidad. Vamos a luchar. Después si no contamos con las armas o no tenemos capacidades es otra cosa. Pero vamos a luchar”, decía Sampaoli en el mes de enero.

La caída

Sin embargo todo empezó a torcerse desde entonces. El equipo empezó a mostrar signos de debilidad. A esa situación le acompañó la rumorología de la salida de Sampaoli. Primero el Barcelona y después a la selección de su país. El Sevilla cayó en Champions sin preparar detalles que en la élite no pueden fallar, como la preparación de los penaltis. Mientras, el técnico no acallaba los rumores sobre su salida. "Son situaciones que tienen que ver con aspectos mucho más formales. Estamos hablando de intenciones, no de formalidades. Tenemos un contrato que nos vincula y solo nos podemos hacer cargo de esta realidad. Lo otro son intenciones que no están comprobadas en una reunión formal. Nosotros tenemos la sensación de que estamos pendientes de lo que pasa en el día a día, no hay demasiado tiempo para otra cosa que no sea pensar en el rival próximo. Lo demás son todo intenciones. Cosas formales no hay”, afirmaba Sampaoli en el mes de marzo.
Quizá la última gran alegría para el de Casilda fue el triunfo en el derbi contra el Betis y el posterior recibimiento. Desde entonces, la imagen de Sampaoli se ha debilitado drásticamente debido a su ambigüedad y a los movimientos oscuros para forzar una salida que todavía no se ha producido. En su última rueda de prensa, los periodistas eran los malos de la película. Qué fácil es matar al mensajero. Ahora sólo falta que la AFA llegue con la plata y que Sampaoli busque la "rebeldía" de Argentina en el mundial de Rusia 2018.