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Sevilla FC
2-1
CD Leganés

Pablo, Pablito, Pablete...

Sarabia celebra y dedica su gol, el segundo del Sevilla.
Álvaro Ramírez

Una de las decisiones de Berizzo más discutidas en este primer tramo de temporada en el Sevilla ha sido el papel secundario al que había relegado a Pablo Sarabia. Un jugador fundamental la temporada pasada que en esta no había podido ni sacar la cabeza. Pues bien, ya lo ha hecho, y de forma decisiva este sábado noche. Dos acciones de tremenda calidad brotaron de sus botas para permitir al equipo nervionense vencer al Leganés y sumar tres puntos que apaciguan las aguas por Nervión, aunque no las calmen del todo mientras las sensaciones sean tan pobres como las mostradas hasta ahora.

El Sevilla sigue siendo un equipo indeterminado, un tanto indefinido, sin demasiada continuidad en su juego, con poca pegada y con lagunas defensivas, aunque con cierta mejora en este aspecto. Luego tiene cosas buenas, sobre todo buenos jugadores, y tiene una fiabilidad brutal en casa. Ante el Leganés, además, generó muchas ocasiones, fruto de la debilidad del rival, cierto, pero las generó. Tan cierto como tras generarlas las falló, porque el partido bien pudo acabar con un resultado mucho más amplio para el Sevilla, a pesar de que no completó un gran partido.
El Sevilla sigue transmitiendo poco, bastante poco, con su juego, pero necesitaba la victoria y la labró apoyado en Pablo Sarabia
Berizzo, contra viento y marea, sigue con sus ideas. El tiempo dirá si sobrevive a ellas y las engrandece o si sucumbe por cabezonería. Pero por lo pronto, su posición tenaz o testaruda, según se vea, lleva al Sevilla a jugar una y otra vez partidos de Liga sin Banega, ya sea por las rotaciones, la Liga de Campeones o por mera decisión técnica. No es que el argentino esté en gran momento de forma, pero su ausencia, o la reminiscencia de esa figura, se echa de menos. Porque la realidad es que cuando ha jugado algo el Sevilla, mucho o poco, ha sido con él. Sin el argentino, por mucho que Krohn Dehli sea válido y aporte, el equipo sigue algo ciego, monótono, previsible. Y ante un equipo bien armado como el Leganés, eso también se nota.
El Sevilla apenas completó su plan en la primera parte, porque apenas se vislumbró, pero sí sobrevivió gracias a un gol de Ben Yedder originado en una excepción y en una confirmación. La excepción, la de Pizarro, un centrocampista horizontal, a veces anodino, que salió de esa monotonía para dar un pase inteligente a Sarabia. Lo que debiera hacer siempre, sobre todo cuando juega con N'Zonzi al lado, se convirtió en un chispazo. La prueba de esa excepción fue la felicitación y la insistencia de Berizzo para que el argentino repitiera la acción a menudo.
La confirmación fue la de Sarabia. Porque está confirmado que el madrileño debe tener más protagonismo en este equipo, el que ha perdido con Berizzo en este primer tramo de temporada. Su asistencia a Ben Yedder ejemplifica su movilidad en el campo (de la banda al centro) y su capacidad de originar pases y profundidad. Ben Yedder no la desaprovechó. Con ese gol bastó hasta el descanso ante un animoso Leganés que llevaba peligro sobre todo por la banda derecha de Amrabat. 
Pero la segunda mitad comenzó de forma absolutamente diferente. A las primeras de cambio, un penalti que se inventaron entre Szymanowski y Medié Jiménez lo transformó el primero. Corchia no empujó al jugador del Leganés, pero ni saltó para entorpecer al rival. 
En la segunda mitad el Sevilla tuvo ocasiones sobradas para vencer de forma más holgada, pero ni Banega, ni Nolito, ni Ben Yedder... acertaron
Pero afortunadamente para el Sevilla y para Berizzo, estaba Sarabia en el campo. Originó el primero y él mismo se fabricó el segundo, un auténtico golazo desde la frontal tras una recuperación de Nolito (saltó al campo por lesión de un inocuo Correa).
Con el resultado de nuevo a favor, estaba por ver cómo gestionaba el equipo nervionense el resto de minutos, la ventaja, las contras, las arremetidas del Leganés. Y lo cierto es que lo volvió a hacer sin pena ni gloria. Si bien es cierto que sufrió bastante poco y que sin embargo tuvo varias opciones de sentenciar el partido. Pudieron hacerlo Nolito, que la picó al larguero, Ben Yedder, que la estrelló en Cuéllar, y Banega, que se tropezó al rematar solo. Fueron ocasiones, en todo caso, más fruto de errores rivales que de méritos propios. De hecho, no sacó fruto en forma de gol de ninguna de ellas, y fueron claras.
Al menos, el Sevilla, con la victoria, se calma, se tranquiliza y retoma el pulso a la Liga y al propio ánimo. Fundamental para reencontrarse en casa y fundamental para afrontar uno de los encuentros decisivos de la temporada ante el Spartak de Moscú.


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