Es Noticia
FC Barcelona
2-1
Sevilla FC

Amago amargo

Muriel lamenta la ocasión fallada en la primera parte.
Álvaro Ramírez

Al Sevilla FC le sigue faltando un paso más. Le sigue faltando un golpe en la mesa, un portazo en la Liga, un resultado que reclame atención, un buen resultado en un campo de peso. Le sigue faltando un partido trascendente. Y en Barcelona, en el Camp Nou, tuvo la oportunidad. Si bien es cierto que dio la cara, que fue competitivo, y que, sobre todo en la segunda parte, jugó de tú a tú al líder de la Liga, al final no pasó de ser un amago, un intento correcto, pero que sigue sin llenar ni al Sevilla ni a los sevillistas.

El equipo de Berizzo fue de menos a más. Pudo recibir varios goles al arranque del partido, pero también al arranque de la segunda mitad le quitó la pelota al Barcelona y hasta empató con un gran gol de un gran Pizarro. La cuestión es que al final le faltó gasolina, le faltó ese punto, esa chispa. Tanto física, porque varios efectivos acabaron casi desaparecidos (Navas, Banega, Escudero), como de calidad, ya que muchas de las jugadas no tuvieron mejor final por falta de precisión.
En la primera parte el Sevilla apenas tuvo fe en la presión, se hizo largo, ofreció espacios al Barcelona; en la segunda mitad se aplicó con más convencimiento, de verdad, y fue cuando más daño hizo al rival
En lo demás, estuvo correcto, fue valiente, fue a más, corrigió algunas deficiencias. Pero también volvió a evidenciar demasiadas faltas. Kjaer se empeña en demostrar que no es tan contundente como Rami; Escudero ha bajado muchos enteros y no tiene competencia real; Navas está desconocido, horizontal, cuando siempre fue vertical; y Banega... entre molestias y molestias no acaba de hacer un partido redondo. Por contra, Pizarro fue el mejor del Sevilla, ganó el duelo a Messi; Corchia evidenció ser aprovechable; y Muriel, pese a no marcar, apuntó... claro que de apuntar sin acertar no vive ningún delantero. 
Aunque el Sevilla llegara al Camp Nou tras tres victorias, lo cierto es que no saltó al mojado y rápido césped con confianza. A las primeras de cambio se vieron las fisuras. Atrás se descosió pronto el conjunto de Berizzo. Balones largos bastaban para hacer sangre a una presión tímida y sobre todo sin fe, que dejaba al conjunto nervionense tremendamente largo, con espacios a la espalda de los centrales y con espacios a la espalda de los centrocampistas. Pecado mortal tratándose de un partido ante el Barcelona. El equipo de Valverde martilleó al Sevilla en los primeros minutos de partido hasta el punto de acumular nueve remates en 10 minutos, a los que el Sevilla solo respondió con una ocasión, muy buena eso sí, de Muriel tras robar un balón a Umtiti.
Ese dominio culé, con Messi corriendo, con Iniesta interviniendo y con Rakitic y Busquets dirigiendo duró unos 20 minutos, en los que pudieron caerle a David Soria más de uno y dos tantos. Pero no llegó el gol en ese tramo del partido y el equipo de Berizzo comenzó a asentarse poco a poco, a tener la pelota con más criterio y a cruzar la línea del centro del campo. Eso sí, de forma del todo inocua. Apenas llegadas de Corchia por la banda derecha con centros o alguna falta o algún córner. Era todo el balance ofensivo que fue capaz de acumular el equipo nervionense, muy nervioso con la pelota en las zonas del campo donde había que tener más tranquilidad. No anduvieron finos los 'pasadores', y por tanto el ataque casi nunca se activaba. Para colmo, cuando se enderezaba algo el Sevilla, un fallo clamoroso de Escudero en un control en un nuevo balón largo a la espalda de la defensa dejó en bandeja la pelota a Alcácer. El ex del Valencia no es ni Messi ni Suárez, pero si le dan un balón franco ante el portero...
Tras el empate de Pizarro, el mejor del partido, al Sevilla le faltó aguantar mucho más el partido, pero el segundo tanto de Alcácer, con Kjaer blando, llegó demasiado rápido
A pesar del gol los de Berizzo intentaron autoconvencerse de su papel. Intentaron presionar de verdad, aunque siempre con dudas a la hora de achicar espacios con la línea de defensores, dado el antecedente del gol. Las fuerzas, en todo caso, se equilibraron, sobre todo gracias a que Pizarro creció en el encuentro y sostuvo al equipo abriendo líneas de pase y robando balones... incluso a Messi. 
Esa pizca de confianza, de convencimiento que se le echaba de menos al Sevilla en sus acciones, sí apareció en mayor grado tras el descanso. El equipo nervionense se adueñó la pelota con mayor autoridad, hasta el punto de quitársela al equipo blaugrana. Fueron buenos minutos de los de Berizzo, faltos de cierta precisión y velocidad en las acciones decisivas, pero con control, combinación y profundidad. De hecho, Muriel y Sarabia tuvieron dos buenas ocasiones, aunque el madrileño ni llegó a rematar por su lentitud. Sin embargo, fruto de ese dominio, de jugar en campo contrario, sí llegaron acciones peligrosas, como los saques de esquina, y en uno de ellos encontraron un premio merecido tanto el equipo hispalense como Pizarro, que seguía redondeando un partido de muy alto nivel.
La intención del Sevilla, tras el empate, era seguir con el empate, y al menos prolongarlo hasta la fase final del encuentro. Pero el Barcelona también comenzó a a reaccionar. Valverde sacó a Paulinho por un cansado Iniesta. Con ese cambio niveló de nuevo la pelea en el centro del campo y el control se equilibró. De hecho, con el brasileño como apoyo de Busquets, Rakitic volvió a descolgarse, como en la primera mitad cuando hacía daño. Y así volvió a hacerlo. Un pase del exsevillista desde el costado derecho se convirtió en el segundo gol local, gracias al gran pase del croata, a la buena anticipación de Alcácer y también a la relajada marca de Kjaer, que sigue mostrando carencias a cada partido que pasa. Fuera por sus carencias o por su estado físico (más esto último), el danés fue el sustituido casi a continuación por Geis, que con Nolito y Ben Yedder conformaron el trío de cambios sevillistas, de nuevo casi obligados, porque si el danés se fue casi lesionado, Sarabia se marchó fundido y Muriel con sobrecarga. Piezas por piezas, si había nueva reacción tendría que ser desde el mismo sistema.
Pero aunque el Sevilla mantenía el tipo, miraba hacia adelante y lo intentaba, lo cierto es que en los últimos minutos no atemorizó al Barcelona, más allá de la inquietud de los locales por lo ajustado del resultado. No volvieron a conectar los sevillistas arriba y la presión que tan buen resultado había dado en los primeros minutos de la segunda parte desapareció entre los cambios y el cansancio. Especialmente acusó lo último Banega, que desapareció y se convirtió en impreciso, y eso, unido a la escasez de efectivos que ya se sumaban al ataque, acabaron por convertir en inocentón a un equipo que compitió, dio la cara en Barcelona pero al que no le da para dar ese golpe en la mesa que ya va necesitando esta temporada. Se espera, se espera... pero no llega.


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  1. RAFAEL Fernández Ceacero

    Triste equipo sin alma y sin físico frente al peor Barça en mucho tiempo. Mal entrenado el equipo del Sevilla. Nos pudieron pintar la cara en el primer tiempo. La afición exige mas orgullo. Sr. Castro, no se me caiga Vd. del pedestal y cambie de entrenador que todavía hay tiempo. Traiga Vd. un sevillista. Traiga a Caparrós.