El Sevilla FC, invicto en 2017 en el Ramón Sánchez Pizjuán, ha empezado 2018 de la peor forma posible. Perdiendo la condición de invicto en su estadio en el primer partido del año, además de forma abrupta y ante el eterno rival. La ecuación más dolorosa.
Se produce la derrota en un momento de zozobra en el equipo sevillista, con una reciente destitución, con muchas dudas sobre el proyecto y sobre la dirección deportiva por la confección de la plantilla.
Los pilares sobre los que se ha asentado el gran Sevilla de los últimos años empiezan a desmoronarse poco a poco. Desde la estabilidad en el banquillo, el acierto en los fichajes y ahora incluso el talismán de Nervión.
La derrota traerá cola en el Sevilla, sin duda.
El equipo está mal confeccionado y ya está. La culpa no la tenía el entrenador. Han salido jugadores como Coke e Iborra muy importantes en el vestuario y han llegado jugadores sin espíritu de equipo Lo mejor es que pase la temporada rápido y volver a construir un equipo joven con veteranos que tengan espíritu de equipo. Y con un entrenador español y joven.
Y como se ha roto la magia si han traído al "hada madrina" Montella, no sin haberlo pensado bien, después de viajes y reuniones en el club. Esto no hay quien lo entienda.