Uno de los hombres más cuestionados en las últimas semanas en el Sevilla FC ha sido Sergio Rico. El portero de Montequinto ha sido señalado por la afición tras unos partidos en los que, ciertamente, no ha estado nada afortunado.
Sin embargo, el canterano se ha redimido con una grandísima actuación en el Wanda Metropolitano ante el Atlético de Madrid, siendo una de las piezas clave para que el equipo se lleve un gran resultado del partido de ida de los cuartos de final de la Copa del Rey.
Rico ha estado bien durante los 90 minutos, pero especialmente superlativo en una acción de la primera mitad, en la que voló literalmente para sacar un potente remate de cabeza a bocajarro de Diego Costa. La pelota iba ajustada al palo, pero él metió su mano izquierda instantes antes de golpearse con la madera.
También en la segunda mitad, con el 1-0 en el marcador, fue fundamental su actuación sacándole a Yannick Carrasco una pelota con los pies cuando el belga intentaba recortarle para marcar a puerta vacía.
En el tanto de Diego Costa, el hispanobrasileño ajustó la pelota muchísimo al poste, pero incluso ahí estuvo Sergio Rico a punto de sacarla, rozando la pelota con la punta de los dedos.
De este modo, el portero de la cantera responde a la confianza de Montella, que ya ha dejado claro que es su meta titular, alineándole en los cinco partidos en los que, hasta el momento, el italiano ha dirigido al Sevilla.
Enhorabuena, me alegro por él, pero sigo pensando que el Sevilla FC necesita un portero de talla champions. El patético tiene un buen equipo porque Simeone ha sabido armarlo muy bien, desde la portería, con un portero diez, porque sabe Simenone de la importancia de manetener la portería a cero, lo hemos visto este mismo año donde ha ganado por la mínima y su portero quizás ha sido el mejor jugador, su defensa aguerrida y un bloque fuerte, su centro del campo entre músculo y técnica, y su delantera mágnifica, con jugadores de potencia como Diego Costa y con una máxima calidad como Griezmann, con delantera más que suficiente, con un banquillo como Gameiro y Torres. Ahí está el más claro ejemplo de cómo formar un equipo de garantías.