Es Noticia
Espanyol
0-3
Sevilla FC

Un corazón que late... de nuevo

Nzonzi y Muriel felicitan a Sarabia tras su gol.
Álvaro Ramírez

Bienvenido. El Sevilla ha llegado. Ha vuelto a la Liga. Ya demostró que estaba de vuelta en la Copa del Rey y en Barcelona ha demostrado que ha regresado a la Liga, por fin. Este mediodía en Cornellá, el equipo de Montella ha demostrado que ha recuperado sensaciones, que ha vuelto a competir y que el corazón del Sevilla vuelve a bombear sangre. Y lo ha hecho a través de decisiones de entrenador y de mejora en el rendimiento de jugadores. Pobablemente lo segundo venga de lo primero. El caso es que este Sevilla ha recuperado lógica, y con esa coherencia funciona mejor. Jugadores que juegan en su sitio, lo que ayuda a que exploten sus virtudes. Futbolistas que han recuperado intensidad, porque se encuentran más cómodos en el campo y se ven más capaces. Piezas que encajan por fin. Ocasiones que llegan. Eficacia que vuelve. 

Las virtudes que mostró el Sevilla, sobre todo en la primera mitad pero también en la segunda, son tan auténticas en el ADN de este equipo como desconocidas han sido en este curso. Para empezar, el equipo nervionense mostró intensidad, característica desconocida en la temporada actual salvo en algún partido en casa y la reciente victoria en el Wanda. Mostró velocidad, concepto ignoto en la plantel para Berizzo y que ha aflorado con la presencia de algunos jugadores juntos sobre el campo: Muriel, Correa, Sarabia, Corchia, Escudero... Mostró contragolpe, porque tiene capacidad y calidad de sobra el Sevilla para ser mandón, protagonista, controlador, pero no debe ser óbice esa característica para manejar otros aspectos del juego como el robo y la salida rápida a la contra, vital en el fútbol actual, como filosofía o registro. Mostró inteligencia sobre el campo, que suele venir de futbolistas que marcan bien los tempos (Banega, Nzonzi, Sarabia, Lenglet), que entienden cuándo es clave tener la pelota, cuándo no es relevante, cuándo presionar, cuándo no. Y mostró seriedad, procedente de futbolistas que conocen perfectamente su labor en cada parcela del campo y que son competitivos, y en este aspecto Mercado le está dando una, dos y tres vueltas a Kjaer como central y acompañante de Lenglet, muestra de que el sitio del argentino, de tenerlo en el Sevilla, es de central, nunca de lateral derecho, en el que Corchia se adecenta cuando el equipo utiliza su virtud, rapidez.
Con ese abanico de utilidades, conceptos, el Sevilla superó ampliamente al Espanyol antes del descanso. Porque tuvo pegada y porque se mostró como equipo, a la hora de atacar, donde se incorporan ahora efectivos que antes ni llegaban, y en defensa, donde el sacrificio se origina en el delantero, Muriel, y acaba en los centrales, pasando hasta por Banega, que juega con balón y sin él. El colombiano, por cierto, aportó muchas cosas al equipo, juego de espaldas, caída a las bandas, dinamismo e intensidad... y hasta gol, por fin gol.
El comienzo de la segunda parte, eso sí, fue poco tranquilizador. Quique quiso agitar el partido con dos cambios y el Espanyol arremetió con fuerza y se fue al ataque subiendo un punto la intensidad en su presión, en las acciones divididas. Y eso provocó que gozara de dos ocasiones claras en malas salidas sevillistas, una de Baptistao clarísima tras una pérdida de Banega y otro tiro cruzado de Sergio García.
Fueron 15 minutos de relativo sufrimiento en los que el Sevilla perdió el control del encuentro, al menos el control que sostuvo durante la primera mitad. Pero a partir de esa etapa del partido de nuevo las cosas volvieron a su cauce, al cauce que prefería el equipo de Montella. Ya sin tanta frescura, ya sin tanta llegada, el técnico italiano movió sus piezas (Navas por Vázquez, Geis, por Correa y Nolito por Banega) para volver a contener el encuentro, para devolverlo a un sitio neutro más cómodo para su equipo. Y consiguió contemporizar el duelo, hacerlo incómodo para el equipo local y llevarlo a situaciones provechosas para los de rojo y blanco.
El partido lo llevó cómodamente el Sevilla hasta el final, poniendo un bonito broche al triunfo y al buen partido de Luis Muriel, que encontró su premio en una gran jugada individual en la que lució sus virtudes, esas que no se han visto hasta ahora. Velocidad, potencia, llegada y sobre todo gol. El colombiano finiquitó el partido y cerró el que es posiblemente el mejor partido como equipo de toda la temporada, el partido más competitivo y más serio. El partido que debe servir como punto de inflexión para el rendimiento del Sevilla, que está de vuelta. Que ha regresado y que manda un mensaje. El Sevilla está vivo, su corazón vuelve a latir. Pum pum, pum pum, pum pum...
 


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  1. Oscar Sánchez

    Al que suscribe este artículo.......te da pereza mencionar al mejor del partido en ataque del Sevilla FC ¿ Franco Vazquez.....o es que lo has criticado tanto que te da vergüenza mi arma¿jjjjjjaaa