Argumentos para un sueño

El Teatro de los Sueños, eso es Old Trafford, donde se decidirá la eliminatoria entre el Sevilla y el Manchester United. Y eso es lo que tiene el Sevilla, un sueño, el de pasar a cuartos de final dejando en la cuneta a uno de los equipos más poderosos del mundo. Un sueño realizable, complicado, claro. Pero que se puede volver material si el Sevilla mantiene en Manchester el nivel ofrecido este miércoles en el Sánchez Pizjuán, y si De Gea lo permite, todo sea dicho. El conjunto de Montella mostró buenos argumentos oníricos desde la realidad más pura, desde la pelea más honesta y desde la propuesta más completa. Solo le faltó el gol para redondear una gran noche de fútbol y poner incluso en ventaja la eliminatoria. Pero eso sí es a día de hoy un sueño, a este equipo le falta pegada, instinto asesino, oler la sangre. El resto, lo hizo casi todo bien ante el equipo de Mou.

Desde competir físicamente, donde el United tiene evidente ventaja; desde mantenerse firme y ordenado en defensa con Lenglet y Mercado; desde mantener un gran nivel en el centro del campo, capitaneados por Banega, desde ganar duelos arriba y abajo como hizo Jesús Navas, que realmente ha alcanzado un nivel mayúsculo en el lateral derecho; desde fajarse en cada jugada; desde conseguir un resultado que no es el mejor, pero que es el más apetecible de los equilibrados. 
Completó un gran partido el conjunto nervionense, uno de esos que hacen crecer al equipo, uno de esos que hacen madurar a este nivel, donde el Sevilla se ha visto por cuarta vez en su historia.

Competir, competir, competir

El Sevilla ya se encuentra cómodo en estos ambientes, en estos partidos, y lo volvió a confirmar en un partido de tal envergadura. Es verdad que en esta situación, en unos octavos de final de la Liga de Campeones, ya se ha visto en tres ocasiones antes. Y que la pasada campaña muchos de estos jugadores se presentaron en esta misma coyuntura. El caso es que el Sevilla miró de tú a tú al Manchester United, empezó a competir de verdad desde el primer minuto. Incluso peleó con absoluta entereza los duelos más complicados, los físicos. Salvo Young con Sarabia, a favor del lateral, el resto fueron bastante igualados, e incluso a favor del conjunto nervionense. Lenglet se fajó en todo tipo de acciones con Lukaku, Banega y Nzonzi no se arredraron ante Herrera primero, Pogba después, Matic o McTominay. 
Manteniendo el tipo en lo físico, donde el United sí que cuenta con más peso y calidad potencial, en lo futbolístico el Sevilla no solo es que mantuviera la mirada al diablo, es que se la levantó. Banega volvía a ser la referencia y el faro, Nzonzi interpretó bien el partido y arriba Muriel buscaba constantemente los espacios. Es verdad que el conjunto de Montella no conseguía romper a menudo la doble línea que propuso Mourinho, demasiada conducción y poco primer toque en la zona determinante del campo. Pero también que jugaba con paciencia, la que ponía casi siempre el centrocampista argentino, que con balones a la espalda de Valencia lograba dejar en situaciones de uno contra uno a Correa, que la realidad es que las resolvió todas de manera infantil, con remates flojos, mordidos...

Y surgió De Gea

En defensa el Sevilla, insistimos, mantuvo el tipo. Sobre todo porque Navas y Escudero estuvieron inmensos en las ayudas, sobre todo el palaciego, que no solo estuvo espectacular atrás sino que se sumó al ataque con peligro. Tanto peligro que puso, justo cuando se llegaba al descanso, el balón del partido, a Muriel, que remató de cabeza a un metro de De Gea. Tan paradón fue del exportero del Atlético como fallo del colombiano, que no debe dejar escapar ocasiones así.
Fue la mejor actuación de De Gea, que en la segunda mitad también tuvo que emplearse en algunas ocasiones, aunque no de forma tan determinante como en el remate de Muriel. Porque el Sevilla siguió intentándolo en la segunda mitad, siguió fiel a su plan paciente, seguro. Tejió el equipo nervionense un partido muy serio, en el que Banega y Nzonzi controlaron la pelota en la medular, en el que Jesús Navas fue un portento, en el que Escudero fue siempre un apoyo, en el que Vázquez completó otro gran partido con la camiseta del Sevilla y en el que los atacantes se ofrecieron siempre, pusieron actitud siempre pero se mostraron, eso sí, algo inocentones. 
El Sevilla, en términos generales, fue mejor que el United en cuanto a la elaboración, aunque en la segunda mitad el equipo de Mourinho se defendió con mucho orden y disciplina. Pero no tuvo el gol, no tuvo ese instinto asesino en las acciones de Muriel, Sarabia o Correa, que dentro de una gran actuación coral del equipo quizás fueran los más blandos.
El Sevilla bajó enteros en los últimos minutos debido al cansancio, pero Montella no movió su banquillo hasta los últimos diez minutos
Porque lo contrario, firmes, fueron los defensores sevillistas. Lenglet contuvo a Lukaku, Mercado frenó a quien le vino de cara, ya fuera Pogba, Rashford, Mata o Alexis, y Escudero fue el mejor Escudero, el que llegó a ser internacional. Por todo ello, el Manchester, que tuvo un par de aproximaciones peligrosas con disparos lejanos, tampoco pudo con la zaga hispalense. Esas aproximaciones, eso sí, fueron en el tramo final del encuentro, cuando el Sevilla empezó a mostrarse cansado sin que Montella, que solo cambió en los diez últimos minutos, quisiera tocar nada del once que tan buen resultado le estaba dando.
Aún tuvo un nuevo remate incluso Sandro, que salió por Muriel, en una buena acción de ataque que originó Navas y continuó Sarabia. Y ahí prácticamente se acabó un partido de mucho nivel competitivo, un partido de un gran Sevilla, que dio la cara ante el United, vaya si la dio, y que consigue un resultado que deja abierta la eliminatoria. 
 

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