Castro: "No puedo decir nada"

Que personaje, que imagen, que inepto, que pena… No te esfuerce, ya sabemos que no puedes decir nada más, porque sabemos que eres una persona incapacitada para el cargo que ostentas. Ha ocurrido como en la vida diaria, aquel padre que durante muchos años y con mucho afán, trabajo, esfuerzo, ingenio, crea una empresa que es modelo de eficiencia y desarrollo, pero llega el día que este padre por circunstancias, se tiene que jubilar o cae enfermo y tiene que dejar en manos de su hijo la empresa que tanto ha querido y por la que ha dejado gran parte de su vida; una empresa saneada, una empresa con nombre, con una plantilla de obreros cualificados, con crédito en cualquier sitio, con una estabilidad seria, con una marca contrastada en el mercado… Este hijo (Castro), se dedica a desestabilizar la empresa desde sus cimientos, empieza con su director ejecutivo (Monchi), que ha dado muestras de fidelidad y capacidad, lo coarta, le restringe parte de su parcela, planta con negativas lo que le ofrece, que es dar un paso hacia delante y ampliar el mercado, ante tal circunstancia termina por marcharse, y no contento con ello pone en su lugar a otro director (Arias) sin experiencia y sin capacidad. Con los obreros lo mismo, como se cree conocedor del sector, piensa que tiene el mismo conocimiento que su padre, y en vez de traerse personal cualificados para entrar en mercados más competentes, se hace de un personal que no tiene la categoría suficiente al puesto que ocupan, y se deshace de lo que ya, si había dado sobradas muestras de su eficiencia. Pues este niñato, hace lo contrario que su padre, en vez de fortalecer a la empresa económicamente como es debido, se sube el sueldo para que su nivel de vida sea aún más opulento. Afortunadamente como el padre le dejó una empresa saneada y con una marca consolidada, esta empresa aún tiene el nombre suficiente para levantarse y que se produzca una catarsis que libere a la misma de todo el mal que se le ha hecho, de todos los inútiles que por ella han pasado. Y los primero en desaparecer de la misma, y cuando digo desaparecer digo que a partir de hoy no vuelvan a pisar el estadio, son los archiconocidos para nuestra desgracia: Castro, Arias y Montella; su mera presencia desestabiliza la institución del Sevilla FC. Si siguen estos individuos, el final de temporada será caótico, nuestro eterno rival para más inri, se dará de nuevo otro festín a costa de los ineptos anteriormente mencionados y en detrimento de los sentimientos sevillistas. Este impresentable y su consejo, tuvieron la oportunidad de destituirlo la semana pasada, pero parece que quieren hundir la presente temporada, porque cada vez dejan menos espacio a la clasificación europea.

Pues solo tienes que decir una palabra: "Dimito". Pero ya sabemos que esa palabra no existe en este país para la gente como tú.