Es Noticia
Sevilla FC
3-2
Real Madrid

Ganar como orden

Mercado celebra con Layún y Mesa el tercer gol.
Álvaro Ramírez

Ganar y volver a ganar. Esa es la orden de este Sevilla de Caparrós. O también podría ser al revés. El orden del Sevilla es ganar. Porque el conjunto nervionense, muerto con Montella, derrotado, ha resucitado, ha revivido de forma increíble para volver a depender de sí mismo en la pelea por Europa. Y no era fácil. No lo fue ante la Real y no lo fue ante el Real, aunque no estuvieran Marcelo, Cristiano y compañía. Lo ha hecho al más puro estilo Caparrós, tirando de agresividad, tirando de orden, de disciplina, de defensa, y tirando también de efectividad. Ha tirado también del Sánchez Pizjuán, y ha sacado seis puntos de seis que lo colocan en una posición impensable hace apenas 10 días antes del derbi.

El Sevilla ya gana, Caparrós le ha dado la vuelta al equipo y lo ha hecho creer, como todos creen ahora en el Sevilla en él. Sacó un once extraño, en el que pocos confiaban, con muchas rotaciones. Pero ahora el equipo nervionense tiene fe, ahora el equipo tiene confianza, corazón, y por el momento con esto le ha dado al técnico utrerano para devolver la vida al Sevilla y al club.
El partido del Sevilla fue orden e intensidad. No fue brillante, pero fue agresivo; no fue prolífico, pero sí efectivo; no fue posesivo, pero sí agresivo; no fue el mejor Sevilla, pero fue un Sevilla ganador. Con esta última palabra sobra lo demás, porque Caparrós ha conseguido lo más complicado en este equipo, de perdedor (ni una victoria desde marzo hasta la llegada del utrerano) convertirlo en ganador. Y lo ha hecho con armas básicas, con argumentos básicos, pero que en realidad había perdido este equipo. Porque el Sevilla se había vuelto anodino, pusilánime, inocentón, y ahora, en estos dos partidos es agresivo, pícaro, efectivo, y sobre todo eso, ganador. El Sevilla se ha vuelto un Sevilla de Caparrós, en su versión más extrema.
El Sevilla ha recobrado la disciplina, el orden, y a pesar de haber encajado dos goles ante el Real Madrid, se mostró bastante serio en defensa durante casi todo el partido
Ante el Real Madrid, el conjunto nervionense tiró de seguridad, de paciencia y agresividad. Y sobre todo de seriedad. El Sevilla se parapetó desde el principio. No salió revolucionado, no salió a morder arriba, no salió a dominar el campo contrario, más bien al revés. Desde el principio esperó al rival, presionó con mesura pero solo en zonas concretas del campo. Esperó incluso la hora de atacar.
Por eso el primer gol, el de Ben Yedder, fue como un picotazo. Un balón largo de Pareja, porque el Sevilla no se complicó tocando la pelota en zonas peligrosas, pero bien orientado, lo ganó arriba Muriel, que de cabeza fue todo lo acertado que errático a ras de suelo. Y lo recibió Ben Yedder, cuyo primer toque fue oro para conducir y definir de manera inmejorable.
Caparrós jugó con dos delanteros durante todo el partido, y el Sevilla lo notó para bien hasta el punto de ver casi la mejor versión de Ben Yedder en casi toda la temporada, tanto como punta como luego como mediapunta
El Real Madrid asistió atónito a cómo el Sevilla le tomaba la delantera en el marcador. Estaba, sin saberlo, cayendo en una trampa. Se sentía cómodo con la pelota el conjunto merengue, este miércoles de azul, pero en zonas un tanto inocuas. Cuando intentaba avanzar, con faltas, achicando espacios, el Sevilla reventaba las combinaciones madridistas. Y hasta se permitió el lujo de montar alguna que otra contra. Una, muy buena de hecho, de combinación rápida entre Muriel, Nzonzi y Ben Yedder, que de nuevo lo hizo todo bien para servirle la pelota al centrocampista francés, que entre una cosa y la otra acabó dándose la vuelta y sirviendo a placer a Layún, que hizo el segundo entre el delirio de la afición para cerrar la primera parte. Se iba a la caseta el Sevilla con un buen resultado a favor y con bastante seguridad atrás. De hecho, David Soria asistió casi como espectador a esa primera parte, apenas con un par de intervenciones. 
Estaba bastante claro cómo iba a afrontar el Sevilla la fase decisiva del encuentro, con orden, con defensa, achicando espacios. Y luego buscando acciones rápidas, juego directo si hacía falta, y chispazos de calidad de Ben Yedder, el Mudo Vázquez. 
Aún así, el Real Madrid encontró una vía de acceso, la que comandaba Lucas Vázquez, que forzó un penalti del otro Vázquez. Presto fue Sergio Ramos a lanzarlo, y presto estuvo el público para vitorear, como si fuera un gol, el fallo del canterano sevillista, que la estrelló en el larguero. Ese error fue como el balón de oxígeno definitivo para el Sevilla, pues a partir de ahí se sintió bastante más cómodo, empezó a tener más balón y más peligro, de hecho Muriel y Ben Yedder pudieron rematar el partido bastante antes solos ante Vallejo y Casilla. Fue curiosamente Mercado el que lo mató, con un gol en el tramo final del encuentro aliado con la fortuna. La llegada del argentino, su centro chut, lo desvió Ramos y la pelota se coló en la portería.
Era el minuto 83 y Caparrós lo festejó como lo que era, una gran victoria. Aún así hubo tiempo para ponerle suspense al encuentro con un gol de Mayoral y un polémico penalti que señaló Mateu, cómo no, en un forcejeo de Mercado y Theo. De nuevo fue Sergio Ramos a lanzarlo y esta vez marcó, aunque pidió perdón luego. Había dado el colegiado 5 minutos de descuento que se agotaron con el saque de centro.
Se acabó el partido y respiró el sevillismo. Porque el Sevilla ahora respira, vive, existe, gana. Esa es la consigna de este Sevilla de Caparrós.
 


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  1. Harto pan

    GRANDE CAPARROS. AHORA A DARLE EL. SUSTO A LOS DE VERDE. SI SI SI CAPARROS YA ESTA AKI.