Éver Banega ha firmado dos últimos encuentros en los que ha brillado con luz propia. El argentino fue una pieza fundamental contra el Real Madrid y ante el Éibar anotó dos goles que impidieron una reacción del cuadro vasco.
Lo cierto es que el gran rendimiento de Banega ha llegado cuando ha ocupado un nuevo rol en el equipo. A lo largo de su estancia en el Sevilla, el ex del Valencia casi siempre ha estado acompañado de uno o dos jugadores con una faceta más defensiva como Nzonzi, Iborra, Krychowiak, Pizarro o Mbia. Sin embargo, desde que Machín modificó las piezas para jugar ante el Levante y presentó un once bastante ofensivo con Banega, Vázquez y Sarabia en el centro, el crecimiento del argentino sobre el terreno de juego ha sido claro. Puede resultar atrevido decir que la presente versión de Banega está mejorada, cuando se trata de un futbolista que casi siempre da un gran nivel, pero lo cierto es que ante el Real Madrid y el Éibar, el centrocampista mejoró sus prestaciones.
De hecho, Banega se ha convertido en uno de los mejores recuperadores de LaLiga Santander, una virtud que está explotando desde la llegada de Machín.
En su evolución como futbolista en Europa, el argentino llegó a jugar de mediapunta pero nunca como el centrocampista con el perfil más defensivo del conjunto. Su habilidad para distribuir el juego hacía que su perfil fuese otro. Sin embargo, el sacrificio físico de Banega con la llegada de Machín (también lo hacía con Montella), está mostrando a un futbolista con más completo si cabe.