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Los líderes silenciosos

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Pablo Sarabia, madrileño, 12 goles ya esta temporada. No ha sido internacional y no suena como crack, pero sus cifras está a la altura de los más grandes. Jesús Navas, incansable, honesto, querido, eficaz, profesional. Cada partido se vacía y convierte el carril derecho en avenidas. Ben Yedder, delantero francés. En el disparadero incluso este verano en algunos momentos, tampoco tiene hechuras ni halo de crack, pero en el Sevilla marca, y cuando no marca, da goles. Carriço, Sergi Gómez, defensas con los que nadie o casi nadie contaba para la titularidad en el conjunto nervionense este año, y que por una razón o por otra son fijos y están rindiendo a gran nivel. Lo mismo o parecido se puede decir de la mayoría de los futbolistas del Sevilla, que son buenos, muy buenos, y que dan la talla domingo tras domingo para llevar a este equipo y este proyecto a lo más alto. Pablo Machín, entrenador con futuro, más que nombre hasta la fecha, y que capitanea esta nueva idea de equipo. Todos ellos son líderes silenciosos, (concepto que uso con el permiso del querido compañero Ismael Medina de beIN), que no se llevan los grandes focos capitalinos, pero que a día de hoy pugnan en todo lo alto de la Liga, pugnan en plazas de la Liga de Campeones y se encuentran a apenas dos puntos del Barça, primer clasificado.

El Sevilla tiene varias buenas costumbres. La primera, la de marcar siempre o casi siempre. Genera ocasiones, entren, no entren o sean anulados (dos por el VAR este domingo). Después de hacer el jueves seis, este domingo otros dos. Otra sana muy sana costumbre es la de ganar. Lo hace y mucho este equipo, y tras perder honrosamente ante el Barça, ha vuelto a la senda del triunfo ante el Huesca, en casa, y a no dar opción el tropiezo inoportuno.

Primera parte de VAR

No fue el mejor partido del Sevilla, ni tampoco el mejor arranque. Mantuvo virtudes de otros encuentros, como la presión, el bastón de mando de Banega, la seguridad de Vaclik... pero no brilló tanto en otras facetas, como el juego entre líneas, la precisión en los últimos metros y el posicionamiento de los dos mediapuntas, Sarabia y el Mudo Vázquez. El madrileño estuvo demasiado difuso, y el ítalo-argentino intentaba tanto apoyar la salida de la pelota que perdía presencia en ataque. Ello perjudicaba a Ben Yedder y André Silva, que actuaban demasiado lejos del área, de su radio de acción.

Imagen de uno de los goles anulados (Foto: Kiko Hurtado).

Aún así, los muchos robos en la salida de la pelota del Huesca propició que el Sevilla, lógicamente, contara con oportunidades. Tantas, que acumuló saques de esquina, faltas y remate... y goles, aunque posteriormente anulados por fueras de juego. El primero, de Carriço, fuera de juego evidente que el VAR anuló de acuerdo a norma. Más discutible y justo fue el segundo tanto malogrado, de André Silva a pase de Ben Yedder. La posición del franco-tunecino estaba adelantada quizás por milímetros, aunque con la duda de una posible línea con la bota de un defensor del Huesca.

Esas dos acciones, de dos goles anulados, enfriaron además bastante el juego sevillista, que fue cortocircuitado por la acumulación de jugadores del Huesca de Francisco. El equipo aragonés salía también al contragolpe, desde muy lejos, cierto, pero con espacios, pues el Sevilla este domingo se mostró más largo que lo que acostumbraba, las líneas no estuvieron tan juntas y eso lo aprovechaban los azulgranas, que aguantaron bien una hora de partido.

Emerge Sarabia

Porque el Sevilla, tras el descanso, asumió todo el protagonismo del encuentro. El partido se convirtió en un asedio, no siempre con fluidez y brillantez, sobre la portería de Jovanovic. El Huesca, mejorado con Francisco, aguantaba y salía a la contra, y en alguna ocasión con peligro.

Pero cuando un equipo como el Sevilla asedia, ronda, merodea, crea peligro. Lo hace a veces por la combinación, por la profundidad, y otras porque cuenta con futbolistas que cerca del área son peligrosos en diversas facetas. Uno de ellos es Ben Yedder. El francés, ante la ausencia de Silva, que se marchó lesionado, asumió la responsabilidad en la zona decisiva del campo y, aunque no marcó, asistió y creó. Se inventó una penetración en el área para acabar asistiendo a uno de los colosos del equipo, Sarabia. El madrileño, aún en partidos menos brillantes, siempre se muestra resolutivo. Lo hizo en el 1-0, que abrió la lata, y lo hizo en el 2-0, tras una pared de ensueño con Vázquez. En una jugada por cierto iniciada de nuevo por Ben Yedder.

El partido acabó con un gol de Pulido que ya no cambió el signo del encuentro, que acabó con una victoria trabajada más que lucida por parte del Sevilla, pero que evidencia de nuevo la salud de este equipo y las buenas costumbres.

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