La intervención de Alejandro Cadenas en la Junta de Accionistas del Sevilla fue la más aplaudida por los accionistas minoritarios que se dieron cita.
ElDesmarque te ofrece el emotivo discurso de este sevillista:
Señor, Presidente, señores consejeros, señores accionistas de la entidad, sevillismo: Yo no voy a hablarles de accionista a accionista, yo voy a hablarles de sevillista a sevillista, es más, de hijo de sevillista a hijos de sevillistas y de padre de sevillistas a padre de sevillistas. Voy a hablarles por tanto del presente de la entidad, pero también de su pasado y de su futuro. Estos documentos que tengo en las manos son el cartel con el que el Sevilla FC, nuestro Sevilla FC, le decía a la afición “Terminar el estadio es cosa de todos” y un recibo de los que se le dieron a cada sevillista que, a fondo perdido, aportó dinero para la terminación del estadio respondiendo a la solicitud del Sevilla.
A día de hoy y desde la conversión del Sevilla FC en una SAD la propiedad de dicho estadio y de la ciudad deportiva está vinculada a la propiedad de acciones, de ese modo, ustedes grandes accionistas del Sevilla FC no sólo podéis dirigir los designios de la entidad sino que también estáis facultados legalmente para disponer de esos bienes. Pero yo os pregunto directamente, ¿No es también nuestro estadio propiedad de los sevillistas que sin esperar nada a cambio aportaron para su terminación? Hablo de sevillistas para los que en algunos casos destinar unos cuantos cientos de pesetas de la época era mayor sacrificio que el que supone para ustedes comprar un paquete de acciones a 400 euros la acción. Gente modesta que hacía y hace sacrificios cuando el Sevilla, su Sevilla, nuestro Sevilla se lo requiere. ¿Vais a traicionar su sacrificio, su compromiso, su respuesta a la llamada del Sevilla?, ¿Lo haréis en pos de la obtención de un beneficio económico?
Señores grandes accionistas, si como dice el cartel “Terminar el estadio es cosa de todos”, venderlo también ha de serlo. Es por ello necesario y un imperativo moral blindarlo y hacer que cualquiera que adquiera el 51% de la entidad no pueda disponer de esos bienes tan sólo por ello. Este patrimonio labrado por generaciones de sevillistas no puede ser vendido al mejor postor. Dentro de esos muros están nuestros recuerdos de infancia, el primer gol que cantaron nuestros hijos, el esfuerzo de nuestros mayores por construirlo, ¿Cuánto dinero vale eso?, es más, ¿Hay dinero que pueda comprar lo que significa para nosotros el Ramón Sánchez Pizjuán? Vds. en su día pusieron en juego vuestros patrimonios personales para salvar a esta entidad, creísteis en ella, la mimasteis, la quisisteis y la seguís queriendo. De eso no tengo duda. Pero os pregunto: ¿Va a caer todo vuestro esfuerzo y cariño en saco roto?, ¿A la hora de vender las acciones no merece la pena que todo ese esfuerzo vuestro y de todo el sevillismo termine con al menos el blindaje de la ciudad deportiva y el estadio? Sería un último y grande gesto de amor por estos colores.
Tengan en cuenta señores grandes accionistas que los sevillistas que les han vendido las acciones a Vds. Se la estaban vendiendo a otros sevillistas, Vds. si las venden será a alguien ajeno a nuestro sentimiento, a ellos estos argumentos que estoy dando no les dirá nada a Vds., sí, porque son sevillistas, como lo soy yo, y porque sé que no querrán pasar a la historia como aquellos que propiciaron la venta del Ramón Sánchez Pizjuán, sino como aquellos que antes de marchar lo protegieron, lo preservaron, lo blindaron, dejaron claro que el lugar donde cantamos el gol de Puerta, donde celebramos nuestro primer título europeo, donde lloramos descensos, donde cantamos, reímos y nos abrazamos a un desconocido presa de la histeria no es un bien mercantil que meramente se compra o vende, es un santuario para miles de sevillanos y andaluces, algunos de ellos aquí.
Por tanto, a vuestro corazón sevillista apelo para que antepongáis el honor de vuestro apellido y la memoria de vuestros mayores al vil dinero, protejamos nuestro estadio y ciudad deportiva por tal memoria, y para que cuando vuestros hijos y nietos pasen por nuestro estadio dentro de muchos años puedan decir “esto sigue aquí porque mi padre, porque mi abuelo lo protegió”. Sería vuestro mejor legado. Mis hijos y mis nietos podrán decir que yo lo intenté ¡Viva el Sevilla!, ¡Viva el Ramón Sánchez Pizquen!, ¡Viva el sevillismo unido!
La emoción que he sentido leyendo este discurso, seguramente no tendrá nada que ver con haberlo oído en vivo, tuvo que ser impresionante, derrochando Sevillismo con verdades como puños, grandes recuerdos de nuestra historia, que pretenden eliminar de un plumazo. Enhorabuena Sr.Cadenas y muchas gracias,muchas gracias porque seguro que hay más de uno que recapacitara sobre la decisión tomada y llevará ese remordimiento durante generaciones.Viva el SFC.