El sevillismo ha dicho adiós este domingo a José Antonio Reyes en una multitudinaria muestra de respeto al que fuera leyenda del Sevilla FC. La capilla ardiente del utrerano, fallecido este sábado en un accidente de tráfico, se ha instalado en el Ramón Sánchez-Pizjuán y por allí han pasado miles de personas para darle su último adiós.
La jornada ha estado llena de estampas con alta carga de emotividad, pero ha sido especial su salida de la capilla ardiente. Pasadas las diez de la noche, el féretro de Reyes abandonaba el Sánchez-Pizjuán por última vez con destino a Utrera, como tantas otras veces.
Allí le esperaban cientos de aficionados que le han despedido entre aplausos, con bengalas y entonando al unísono una de las versiones más tristes del Himno del Centenario desde que lo compusiera El Arrebato allá por 2005, cuando él triunfaba en el Arsenal inglés y, sin saberlo, había puesto la primera piedra del mejor Sevilla de la historia.
Una despedida espectacular dentro del ambiente de tristeza que vive el sevillismo por la marcha de un ídolo, uno más, al que nunca van a olvidar.