Con Lopetegui anunciado, la planificación estival pone ya toda su maquinaria a rugir. Que el Sevilla tiene la necesidad imperiosa de hacer una enorme reestructuración no es noticia. No seré yo quien repita de nuevo el bajón de nivel tan preocupante que ha dado la plantilla rojiblanca desde los tiempos de Arias. Entre las muchas obligaciones que tiene el club por delante, una es la de recuperar su olfato económico para seguir siendo una entidad con más beneficios que pérdidas. O al menos intentarlo.
Así es como el Sevilla ha sobrevivido tantos años en un lugar que no le corresponde por presupuesto. Con una política empresarial ‘cuasi’ perfecta. Ingresando más que gastando para poder competir con los clubes más ricos del mundo. Es la fórmula que le ha llevado al éxito y ha incrementado sus arcas de forma constante.
Lo cierto es que el famoso ‘comprar barato y vender caro’ era algo más asequible hace diez años. Ya no es tan fácil hacerlo tal y como está el fútbol actual. El mercado se ha convertido en un monstruo de cantidades millonarias y una trituradora de fichajes. Los precios por cualquier jugador de élite se han duplicado o triplicado. Sin embargo, el Sevilla está en la necesidad de seguir optando por su conocido modelo de negocio si no quiere ver peligrar su presupuesto a corto-medio plazo.
Todo esto choca de lleno con la situación que se presenta en las narices de Monchi. El Sevilla tiene mucho lastre. Muchísimo. Desde los jugadores que no tienen el nivel exigible para estar en el Sevilla hasta los que rozan la edad de retirada. Prácticamente la mitad de la plantilla debe ser aliviada para construir otra de máxima competitividad, desde la portería hasta el ataque. ¿Cómo se suelta tanto lastre? Mal vendiendo.
Al club no le queda otra que traicionar por esta vez su filosofía. Fichajes pasados que han costado una auténtica fortuna y han resultado ser un fiasco no tienen cabida en un Sevilla que pretende competir a lo grande. Seguramente las artimañas de Monchi darán pie a sacar rentabilidad de alguna de las salidas, pero en otros casos será imposible obtener beneficio alguno. Ni tan siquiera recuperar la inversión.
Por ello, el club no debe escatimar con esto. Si es necesario perder dinero con fichajes fracasados debe hacerse sin dudarlo. Nada de mantenerlos. El Sevilla necesita como el comer soltar lastre, y eso significa mal vender.