El hecho clave que marcó el partido del jueves que el Sevilla FC perdió en Ipurúa fue la lesión de Daniel Carriço. Pasada la hora de partido, el portugués sintió una molestia y tuvo que ser sustituido por Jules Koundé, que entró en el campo como un elefante en una cacharrería y cometió poco después un penalti que metería al SD Éibar en un partido del que, hasta entonces, ni se estaba enterando.
La importancia del luso quedó de manifiesto. Carriço no es un jugador espectacular, pero cuando está en el campo siempre suma al equipo. Su rol de líder –es el más veterano y cumple su séptima temporada en Nervión- es casi insustituible y, de hecho, cada vez que no jugó la pasada temporada el Sevilla sufrió sobremanera.
El de Cascais no ha entrenado junto a sus compañeros ni en la sesión del viernes ni en la del sábado, pero Julen Lopetegui no lo ha descartado ni mucho menos para el partido de este domingo ante la Real Sociedad. Desde el club no han emitido parte médico alguno y todo depende de la evolución del futbolista y sus sensaciones en las horas previas al choque. La convocatoria se conocerá este mismo domingo y el entrenador ha afirmado en su rueda de prensa que los ‘daños colaterales’ del partido de Ipurúa no son de importancia.
Así las cosas, el técnico vasco esperará hasta el último momento para saber si puede o no contar con el capitán. Su ascendencia sobre la retaguardia y, por tanto, sobre todo el equipo es muy importante, tal y como quedó demostrado en tierras guipuzcoanas hace un par de días. Además, la actuación de Jules Koundé cuando tuvo que sustituirle no fue precisamente prometedora, por lo que en el cuerpo técnico tienen claro que, en estos momentos, lo mejor es esperar al luso. ¿Carriço y diez más? Prácticamente.
Carriço es un jugador clave, comprometido y talismán.