El ambiente en la previa era de pesimismo. El sevillismo es capaz de hacer un drama de cualquier cosa y en los minutos anteriores a la jornada 7 casi que parecía que el equipo estaba descompuesto y se iba a Segunda. Pero el Sevilla FC de Julen Lopetegui volvió a ser este domingo en casi todas las fases del encuentro ese Sevilla de Lopetegui que hace siete días tenía a la afición encandilada. Ganó a un muy buen equipo como la Real Sociedad, supo sufrir –no como tres días antes-, consigue la primera victoria de la temporada en casa y se lleva tres puntos necesarios para regresar a la parte alta de la tabla.
Sorprendió Lopetegui con el once y la convocatoria final, especialmente por el ‘banquillazo’ a Joan Jordán, quizás el hombre más en forma del equipo que ha pagado caro su enfado en Éibar. También se dejó en la grada a Munir tras su buena primera parte en Ipurúa. Menos sorpresivo fue que regresaran al once De Jong y Nolito, y que Koundé entrara como titular por la lesión de Carriço.
El Sevilla inició el partido aturdido, como si el mazazo de Éibar les tuviera aún bajo tierra y, de hecho, no tardó la Real Sociedad en adelantarse en el marcador. A veces da la sensación de que Reguilón cree que sigue jugando en el Real Madrid, como en la jugada que dio lugar al primer gol realista. Se dejó caer con la defensa descolocada en una de esas acciones que sólo se le pitan a los de blanco en el Bernabéu, Januzaj lo aprovechó para ponerle un pase medido a Oyarzabal al que no llegó un lento Banega, que en esos momentos estaba cambiando la posición con Fernando, con el que otro gallo hubiera cantado. El buen jugador realista batió por bajo a Vaclik.
Era demasiado pronto para descomponerse, aunque eso era lo que sobrevolaba el ambiente. Sin embargo, el Sevilla no le perdió la cara el partido y antes del minuto 20 empataba el duelo. Un excepcional centro de Banega lo aprovechó Nolito para, a bote pronto, hacer un golazo. Casi todo el mundo discute al sanluqueño, que parece lejos del fútbol de élite, pero nunca pasa desapercibido -para bien y para mal- en sus actuaciones, así que mientras siga siendo importante en los partidos queda Nolito para rato.
Casi todo el mundo discute al sanluqueño, que parece lejos del fútbol de élite, pero casi nunca pasa desapercibido, así que mientras siga siendo importante en los partidos queda Nolito para rato.
El partido entró en una fase en la que el Sevilla poco a poco iba imponiéndose a un buen equipo como la Real Sociedad, pero con el respeto que merece el cuarteto ofensivo de muchos quilates que tiene el equipo vasco. Con todo, las ocasiones eran sevillistas, aunque sus llegadas a las bandas casi siempre acababan en centro inocuo. Si Navas centraba al primer palo, De Jong esperaba en el segundo. Y viceversa. Nolito, de nuevo, y Koundé tuvieron las mejores, pero el partido llegó en tablas al descanso.
Si salió el equipo dormido al inicio, en la segunda parte fue todo lo contrario. Nada más sacar de centro se fue arriba y apenas dos minutos después de la reanudación llegó el segundo, un golazo de bandera de Ocampos. El argentino sigue empeñado en demostrar que es un jugadorazo y todo un veterano como Zurutuza soñará varios días con la que le dio el argentino. Luego, en el área, fusiló a Moyá sin contemplaciones.
En LaLiga Santander no se puede relajar nadie y ante la Real menos, y el Sevilla no lo hizo hasta que tenía suficiente renta. En un buen partido en general de todos, Fernando apuntaló el centro del campo de manera magistral, bien protegido atrás por Diego Carlos y Koundé; Nolito aportaba lo mejor que tiene, su picardía; Joan Jordán mejoró si cabe a un muy buen Óliver cuando salió al campo; y Pozo puso la velocidad necesaria para desarbolar a los vascos por las bandas. El Sevilla al más puro estilo Lopetegui volvía a lucir, aunque el delantero, de nuevo De Jong, se quedaba sin marcar en uno de los grandes lunares de este primer tramo de competición.
Aunque era mejor que su rival, en la grada sobrevolaba el fantasma de Ipurúa hasta que Pozo se inventó un jugadón. El canterano, que había salido a sorprender con su velocidad, consiguió desembarazarse de su marcador y poner un centro de esos al punto en el que siempre es mortal. Moyá la tocó y Franco Vázquez marcó a placer en el primer balón que tocó.
Parecía la sentencia, pero de nuevo llegó la pasividad en defensa y un lío entre Fernando y Reguilón –que a veces va pasado de revoluciones- acabó con la pelota en los dominios de Portu, que se la cruzó a un Vaclik que parece lejos del que era hace un año y ya genera cierto debate.
Tocaba sufrir, pero esta vez con los suyos apretando desde la grada y un montón de buenos jugadores en el campo el Sevilla tiró de oficio y supo manejar los tiempos en siete minutos tensos pero en los que realmente no hubo susto alguno.
Buena victoria del Sevilla que calma los ánimos y le devuelve a la lucha por los puestos altos de la tabla, aunque lo mejor es que el equipo volvió a parecer tan solvente y sólido como antes durante casi todo el partido. Sólo falta que vuelva a ser así los 90 minutos. Queda por mejorar y muchas cosas por discutir, pero ganando los debates serán más sosegados y fructíferos.
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Lopetegui no me gusta tu actitud en los cambios ni lo que haces con dabbur.....dicho lo cual ya sabeisssssss a parlaaaaaaaa vengaaaaa el jueves a la camita miau miau