Guilherme Arana es ya historia del Sevilla FC. El brasileño se marcha dos años después de un fichaje que nunca cuajó. El lateral zurdo ha dejado unos números que no satisfacen a la entidad en el plano económico ni en el plano deportivo. Casi 11 millones de euros pagó el Sevilla por él.
Arana vino como el mejor lateral zurdo del campeonato brasileño y el título de liga del Corinthians bajo el brazo. Sin adaptación alguna y después de las vacaciones en su país, Arana se incorporó a un equipo que entrenaba Montella y que tenía a Escudero como fijo. En sus primeros seis meses, Arana solo jugó tres encuentros: 90 minutos frente al Málaga, 12 minutos contra el Leganés y 90 minutos ante el Celta de Vigo.
La siguiente temporada, con la llegada de Pablo Machín y la repentina lesión de Escudero en el mes de septiembre, Arana tomó la responsabilidad en el lateral zurdo. Aunque ya presentaba un mejor estado físico, el brasileño no terminó de consolidarse en su puesto. Escudero recuperó la posición con su alta médica y hasta Promes empezó a jugar en el carril zurdo antes que Arana. En total, Arana jugó 22 encuentros oficiales en todas las competiciones (nueve de Liga, cinco de la previa de la Europa League, cuatro en la fase de grupos y cuatro en la Copa del Rey). Marcó dos goles; Zalgiris y FC Barcelona. Su último encuentro en LaLiga fue el dos de febrero de 2019.
Con el regreso de Monchi y el fichaje de Reguilón, Arana tuvo que buscarse una salida. Siempre se especuló con su regreso a Brasil, pero al final se decantó por la cesión al Atalanta, un club Champions. En la primera vuelta, el brasileño solo ha jugado 75 minutos repartidos en cuatro partidos de la Serie A.
Ahora, Arana se convierte en jugador del Atlético Mineiro, a cambio de unos cinco millones de euros. El brasileño se marcha cedido con opción de compra obligatoria a los 22 años.