El gol ante el Schalke de Antonio Puerta fue la ante sala de la final de Eindhoven y de la explosión del sevillismo. Fue una demostración de poderío en todos los sentidos. Desde la afición que acompañó al equipo e inundó las calles de la ciudad holandesa, hasta el contundente resultado de una final continental. El Sevilla venció al Middlesbrough (4-0), gracias a los goles de Luis Fabiano, Maresca por partida doble y Kanouté. Este 10 de mayo de 2020 en pleno coronavirus, se cumplen 14 años de la Final de Eindhoven.
Aquel partido marcó un antes y un después en la historia del Sevilla. Había rabia e impotencia en la afición después de 58 años sin ganar nada, ni aproximarse. Generaciones de sevillistas habían visto a su equipo, como máximo, jugar en la UEFA y mantenerse en la comodidad de Primera División. Unos triunfos fue escasos para un equipo con un estadio de 42.500 espectadores, 100 años de historia y ubicado en la cuarta ciudad más grande de España. Había que pedir más.
Los 14.000 sevillistas que acudieron a Eindhoven fueron testigos de, probablemente, el partido más importante en la historia del Sevilla. Primero por lo deportivo, era una final europea. Y segundo, por el punto de inflexión que significaba. A partir de ahí, el Sevilla se ha convertido en uno de los grandes del fútbol español y en un equipo que todo el mundo conoce en Europa. Desde aquel 10 de mayo, el club lucha por todo lo que esté a su alcance, sin miramientos y con el techo deportivo como único stopper.
Dentro de esta desescalada por el coronavirus que nos ha tocado sensiblemente a todos, recuerden qué hacían aquel día, dónde estaban, cómo vieron el partido, con quién lo hicieron y cómo cantaron los goles. En más de 50 días de impotencia, la final de Eindhoven puede ser el recuerdo más cercano a la felicidad.