El Sevilla FC vuelve a su competición fetiche. Y lo hace con un desafío importante y con el objetivo de levantar su sexto trofeo de la Europa League. El primer obstáculo será la Roma de Paulo Fonseca y, además, en un contexto extraño por el cambio de formato de la competición que se ha producido tras la pandemia del coronavirus.
En realidad, todo es extraño y diferente. También la llegada al partido de ambos equipos. El Sevilla disputó su último partido el 19 de julio ante el Valencia, mientras que su rival lo hizo el día 1 de agosto, por lo que resulta difícil adivinar qué diferencias físicas presentará el choque.
Sin embargo, en ElDesmarque vamos a tratar de analizar cómo juega y cómo es esta versión post confinamiento del combinado romano, que ha ido dejando dudas y elogios a partes iguales en una temporada irregular que ha terminado en un nivel muy alto.
Fonseca está utilizando un sistema 3-4-2-1 con tres centrales, dos carrileros, cuatro jugadores por dentro y un solo delantero. Un dibujo que se convierte de manera alternativa en 3-4-3 a la hora de presionar al rival. Los dos futbolistas que juegan por detrás del punta se abren para dificultar la salida del contrario.
Hablamos de un equipo muy equilibrado en cuanto a su posicionamiento y movimiento sobre el césped. Tiene un repliegue muy rápido y es complicado pillarlos en desventaja o con mucho distanciamiento entre líneas. En inicio de juego aglutina a los tres centrales más uno de los mediocentros, mientras que los laterales cogen distintas alturas. Dzeko es otra alternativa para jugar de manera directa.
La Roma de Fonseca destaca por ser un equipo atrevido, que va a buscar al rival y realiza una presión alta para robar cuanto más cerca de la portería rival mejor. Pero, habitualmente, no es Dzeko el futbolista más alto en esa presión, sino Pellegrini, Mkhitaryan o los jugadores que participen en su lugar. Tanto si la salida es por dentro como por fuera.
Las bandas son un elemento imprescindible en la elaboración, las transiciones y, sobre todo, el ataque. Los dos carrileros cogen mucha altura para llegar continuamente a la línea de fondo y servir de apoyo a los interiores. Se incorporan con mucha facilidad y suponen una amenaza constante.
En la derecha, Bruno Peres es indiscutible. Potencia, velocidad y una técnica muy depurada. En la izquierda, Spinazzola, un jugador diestro con menos calidad, pero igual de incisivo y que aporta mucho al trabajo colectivo.
Precisamente, la altura de los carrileros es un punto que debe atacar el Sevilla. Los nervionenses tienen armas suficientes para buscar la espalda y hacer dudar a los centrales, que no son precisamente rápidos.
El balón parado defensivo es otro de las debilidades del cuadro giallorossi. Parece mentira con la altura media de sus jugadores, pero en los últimos cinco partidos ha encajado tres goles a balón parado.
En resumen, el Sevilla tendrá que mostrar su mejor nivel para superar a una Roma que llega a la eliminatoria en un buen momento (ocho victorias en los últimos nueve partidos) y que ha recuperado a Zaniolo, uno de los mayores talentos del fútbol italiano, aunque su participación en el once titular es una incógnita.
La loba hambrienta se ha comido lo que se come la Mayula todas las semanas jojojojojo vaya partidazo del Pentacampeon, BRUTAL a por la 6ª