Último minuto de la primera parte, una jugada interesante por la banda izquierda acaba en un centro de Óliver Torres al área. La historia ya la saben, pero la recuerdo. Un delantero de gran talla, velocísimo, llega desde el otro lado, se adelanta al defensa y cabecea la pelota como todo un león del Atlas. Cuando quedaban diez minutos y el Rennes apretaba, carrera, defensas con la lengua fuera detrás suya y zurdazo al palo largo para finiquitar el choque. Se llama Youssef En-Nesyri, es el gran goleador del Sevilla FC y en su barco, aunque pueda parecer increíble, hay muchísimo sitio. Pasen y disfruten.
Olvídense de sus controles defectuosos, de sus pases a nadie y de sus remates al córner. Pero sobre todo, olviden aquella maldita ocasión que falló ante el Bayern de Múnich en la Supercopa de Europa. O le sacó Manuel Neuer, uno de los mejores porteros del mundo, no lo olviden.
El sevillismo está ante un excelente rematador, precisamente la mejor característica que puede tener un delantero. Un especialista del primer toque, el veneno para cualquier portero. Un verdadero virtuoso del juego aéreo. Un experto del desmarque.
En-Nesyri es un excelente rematador, un especialista del primer toque, un virtuoso del juego aéreo, un experto del desmarque. Ocho goles marca de la casa le contemplan.
Ocho goles le contemplan ya en la temporada y cuatro en la UEFA Champions League, codeándose con los mejores goleadores de la máxima competición continental. Ocho goles con marca de la casa. La marca En-Nesyri.
En serio, despójense de sus prejuicios y suban al barco del marroquí. Tendrá miles de defectos, pero sus virtudes son tan importantes en esto que se llama fútbol que merece la pena sentarse en el camarote, disfrutar de él, y esperar a que dentro de un año o dos, cuando apenas tenga 25 años, algún gigante de Europa abra un banco para llevárselo. El gol vale oro y En-Nesyri lo tiene en la cabeza. ¿Hay duda de ello?