Querido minuto 80. El Sevilla FC te ha traicionado este sábado. No ha sido fiel a ti como durante toda la temporada. Se le ha ocurrido marcar cuando el partido sólo llevaba media hora y claro, que 10 minutos se conviertan en 60 supone un sufrimiento demasiado largo para lo que el sevillismo está acostumbrado. Excesivo.
El Sevilla de Lopetegui es un equipo preparado para aguantar partidos disputados hasta el tramo final y acabar imponiendo su calidad, pero capaz de hacer la mejor primera media hora de la temporada, marcar, y olvidar todo lo anterior para dedicarse a no se sabe bien qué durante una hora.
El Real Valladolid es un buen equipo. Esta vez llevaba razón Lopetegui en la previa pese a que sea capaz de ponerle esa etiqueta tanto al Borussia de Dortmund como al Ciudad de Lucena en la misma rueda de prensa. Sergio es también un buen entrenador, que hace que un equipo con limitaciones nunca le pierda la cara a un partido como se demostró en Nervión.
Por ello, no se puede tirar a la basura un plan de juego. Y menos cuando se ha metido un gol que rubricaba uno de los mejores ratos de juego del equipo. ¿El culpable? Todos los ojos miran al banquillo, a un entrenador que no sabe cómo reaccionar cuando los suyos tienen la osadía de ponerse por delante demasiado pronto. A veces parece que sería mejor que marcara el rival.
No se puede tirar a la basura un plan de juego cuando se ha metido un gol que rubricaba uno de los mejores ratos de juego del equipo. ¿El culpable?
Tampoco tiene explicación la dimisión de los jugadores. Que si Koundé empieza a fallar salidas de balón, que si el buen Acuña que se estaba viendo empieza a esconderse, que si Óliver deja de controlar el centro del campo o Rakitic vuelve a su versión más raquítica.
Tras la buena pero poca vistosa victoria de Getafe, a Lopetegui le preguntaban si le producía desazón que las victorias siempre llegaran en el tramo final. El vasco sonrió. Los sevillistas también. Todos saben que hay que ser fiel al minuto 80, porque si no…