Ivan Rakitic dio ante el Valencia el paso adelante que se le reclamaba desde hace tiempo. El croata tuvo mucho peso en el juego del Sevilla y generó mucha incidencia en zona de tres cuartos. Con el rival metido en campo propio, el centrocampista tuvo mucha libertad de movimientos y eso le permitió provocar más peligro de lo habitual.
Clara muestra de ella fue su golazo, que supuso el 3-0 definitivo. Un tanto que muy pocos futbolistas en el mundo son capaces de hacer. Ya en el tramo final de la primera mitad, el croata recibió un balón franco en el balcón del área. Ahí se tomó el tiempo suficiente para pensar, levantar la cabeza e inventarse una 'picadita' preciosa imposible para el portero del Valencia.
Un gol para ver una y mil veces...