No se puede decir que el Sevilla no esté. Jugando un partido irregular con una segunda parte mala del equipo de Lopetegui, el resultado era de 1-2 a tres minutos del final. Si hubiera terminado en victoria del Sevilla, lo normal sería decir que el equipo habría ganado como un equipo grande. Sin merecerlo. Sin embargo, ocurrió en Valdebebas algo parecido a lo que se dibujó en el Ramón Sánchez-Pizjuán contra el Athletic pero con un matiz distinto. Hace una semana, el Sevilla quiso ganar más que hoy. O al menos eso pareció.
El Sevilla tuvo unos buenos 20 minutos de partido. Tras su gol, contuvo a un Real Madrid muy venido a menos. En la segunda parte, los de Zidane salieron mejor y el Sevilla hizo el partido típico en un campo como éste. Estar atrás agazapado esperando la oportunidad para asustar, pero sin asustar.
Ese escaloncito que falta y que se quiere lograr en el club es el camino. Se encontró el Sevilla con un penalti y el Real Madrid tenía en ese momento cara de tonto. Rakitic transformó y en el zurrón el equipo tenía los tres puntos. Repito, sin merecerlo. Sin embargo, los de Zidane con un tiro de Kroos y un rebote encontraron el empate a tres minutos del final.
Se puede comentar poco o nada de Martínez Munuera. Pocas veces contra el Real Madrid, el Sevilla podrá decir que a los blancos le anularon un gol y le quitaron un penalti para dárselo al conjunto de Nervión.
Está claro que hay que seguir. El camino para pelear ahí arriba hay que andarlo. Queda todavía un poco para pelear de verdad, sin tener dudas, con los tres grandes. Hubo dudas ante el Athletic y hubo dudas ante un Real Madrid tocado. Contra los vascos, el Sevilla perdió por querer ganar. Tengo dudas de que hoy haya empatado por el mismo motivo, o simplemente porque decidió otro camino. Cuando ese paso esté andado, LaLiga estará más cerca.