No fue en chanclas, pero salió con ellas

El Sevilla echó la persiana de su Liga, de su magnífica Liga que acabará cuarto clasificado tras un curso brillante, después de perder claramente ante el Villarreal. No sería justo decir que el equipo de Lopetegui fue a la localidad castellonense en chanclas, pero sí lo es decir que de ella volvió ya pensando en el descanso y el próximo curso. Sin reproche alguno además. Y no sería justo decir que acudió a La Cerámica dejado porque completó una primera hora realmente buena, con muchas ocasiones, que no materializó. A partir de ahí, y con un comienzo de la segunda la parte desastroso, se dejó ir hasta acabar fuera del partido, cosa rara en el equipo de Julen, y ser goleado.

Tendrá la oportunidad de poner mejor broche en la última jornada el equipo de Lopetegui, que eso sí ya no se jugará nada ante el Alavés, salvo el récord de puntos al alcance de la mano y las ganas de terminar ganando una buena temporada.

Lo cierto es que el Sevilla completó una gran primera parte, al menos en la generación de juego. Creó hasta tres o cuatro claras ocasiones de remate. El Papu, Rakitic y un magnífico Suso habilitaban una y otra vez las bandas y las ofensivas rojiblancas. Pero De Jong y  Ocampos, sobre todo, no anduvieron finos en la definición, y Asenjo estuvo atento cuando los remates cogieron puerta. El caso es que el equipo de Julen completó 25 minutos bastante buenos, con control, con posesión, sin sufrimiento, con muchas ocasiones, con un dominio casi insultante, con presencia en el área, con remates, pero sin gol. Y claro, eso se penaliza. Porque el Villarreal, sin hacer prácticamente nada, se encontró con el 1-0 en un saque de esquina. El exsevillista Carlos Bacca se sacó un remate de cabeza certero que bajó los humos al equipo hispalense.

No es que la jornada ni facilitara ni impidiera en demasía ambiciones sevillistas, porque el Barça empataba, el Real Madrid empataba y el Sevilla, de ganar, podía sumarse a alguna pelea más. Pero el equipo hispalense había salido ambicioso a por el partido hasta que se encontró con el gol en contra.

De hecho, ya los últimos minutos de esa primera mitad fueron bastante más igualados. Algún fallo nervionense incluso pudo costar algún disgusto más.

Pero los disgustos llegaron nada más arrancar la segunda mitad. Primero Bacca volvió a golpear en una contra con espacios que condujo Gerard Moreno asistiendo al colombiano. Y luego la acción que acabó por matar el partido, un mal control de Diego Carlos, que provocó que Yeremy tomara ventaja y a la postre provocara una segunda amarilla del brasileño.

A partir de ahí, el Sevilla, ya sin nada en juego, evidentemente desconectó, al menos algunos jugadores. Dio tiempo al Villarreal a hacer más, de Gerard, y otro de Bacca, que se coronó. Y a partir de ahí agotar minutos y ya jornadas, porque el Sevilla tiene todo su trabajo ya hecho, lo hizo hace tiempo.