El sevillismo ha vuelto a casa. Casi año y medio después de la última vez que el Sánchez-Pizjuán acogió un partido con público del Sevilla FC, el graderío nervionense se ha llenado en un 40% de su capacidad en un día tan ansiado en el pasado reciente como recordado será en el futuro.
Muchos fueron los que volvieron a hacer el camino hacia el estadio, el camino de siempre pero esta vez distinto. Las cámaras de ElDesmarque acompañaron a Iván Rueda y a sus hijas Nerea y Laura. 34 años de socio del padre y un sevillismo inculcado desde la cuna a sus pequeñas que volvieron a vivirlo en el lugar más indicado.
“No tiene nada que ver con vivirlo dentro del estadio”, decían antes de entrar. “Ha sido un espectáculo, me he emocionado incluso a la hora del himno”, reconocía Iván a la hora de salir de la casa de todos los sevillistas.
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