Aún no hay cura para la ansiedad

El Sevilla ha dejado pasar una oportunidad inmejorable de firmar y certificar su pase a la próxima Liga de Campeones. No ha pasado del empate ante el Mallorca y debe esperar a sumar un punto más en los dos partidos restantes o a que el Real Betis no sume los seis que le quedan para acabar entre los cuatro primeros y renovar su presencia en la máxima competición continental.

No ha podido pasar del empate el Sevilla ante un equipo que recibió seis goles en la última jornada porque el equipo nervionense se encuentra en un estado permanente de ansiedad y precipitación que nubla su capacidad, su calidad, su claridad. Porque es lo que le faltó al equipo de Lopetegui, claridad. En los metros finales se atascó, se precipitó, no tomó buenas decisiones, y además luego no acertó de cara a la portería contraria, porque con todo y con eso el Sevilla pudo ganar el encuentro y hasta el minuto 97 tuvo una clara ocasión de En-Nesyri que sacó Reina in extremis.

Hace tiempo que este Sevilla no es tan fiable como antes, ni tan efectivo, ni tan seguro. En defensa se mostró al menos firme ante el Mallorca, aunque Bono tuvo que volver a aparecer en un par de ocasiones para salvar a su equipo. Pero sobre todo es en ataque donde no se encuentra. No bastan el empeño y los servicios del Papu. Luego, desde el centro del campo, desde los costados, por dentro, por fuera, se buscaba demasiado pronto el desenlace de la jugada, sin masticarla ante un Mallorca que estaba encerrado de principio a fin con una línea de cinco muy junta. No supo desbordar ni desarbolar. Faltaba confianza en el uno contra uno de los sevillistas, faltaba paciencia para encontrar los espacios, y conforme avanzaban los minutos la realidad es que ese estado de ansiedad aumentaba y aumentaba.

Ni los cambios en la segunda mitad ofrecieron esa frescura de ideas, tal es el estado del equipo. Ocampos, Martial, que además perdió una oportunidad clamorosa por egoísmo, En-Nesyri... no acertaron cuando tuvieron que hacerlo de cara a la portería contraria.

El Sevilla hace tiempo ya que se cayó en cuanto a la efectividad, a la definición, en cuanto a la claridad y la tranquilidad. Y eso lo ahoga y lo lleva al extremo, incluso para certificar una clasificación que no acaba de cerrarse y que mantiene al Sevilla en su ansiedad.