Con las pulsaciones a mil, hay jugadores que no tienen ni tiempo ni ganas de leer un papel cuando su equipo va perdiendo. Eso es lo que le pasó el domingo a Marcos Acuña cuando, a cinco minutos del final de un partido que el Sevilla FC iba perdiendo por 2-3 ante Osasuna, vio que su compatriota Jorge Sampaoli le pasó un papel con instrucciones al serbio Nemanja Gudelj y este se lo dio a Óliver Torres.
Andaban los dos centrocampistas intentando descifrar las instrucciones del folio del de Calsilda cuando al 'Huevo' le hirvió el agua del radiador de campeón del Mundo con la Albiceleste, arrugó el papelito y directamente lo tiró al césped del Sánchez Pizjuán en arrebato canchero y declaración de intenciones.
Sobre eso fue cuestionado este viernes Sampaoli, quien le quitó hierro al asunto: "No le di transcendencia al hecho. Lo hablé con el jugador, porque yo direcciono y otro miembro del cuerpo técnico intentó dar una información desde un papel, no fue una determinación mía. Era un momento donde estábamos informando de los dos cambios del rival y el cambio de formato nuestro para que el equipo no pierda".
Unas instrucciones que finalmente de poco sirvieron: "Acabó llegando el gol de Abde y era el intento de posibilidad de que no pasara (perder). Puedo decir que estoy muy enojado, pero es todo dentro del contexto de la desesperación. Ahí es muy difícil el análisis puntual. Es un club que no está acostumbrado al lugar donde está, que encontró salir a respirar, y ahora encontró otra vez la incomodidad. Con dos competencias, mucho inconveniente, con jugadores con gripe, con cosas que pasan cuando estas con debilidades, que te generan cuando no puedes ganar la anarquía del pensamiento, y que de esa forma vamos a cambiar la historia".
Por otra parte, Sampaoli reconocía que lo de fuera tampoco ayuda: "La desesperación que se genera a nivel del momento del equipo, institucional, en las gradas, se traslada al campo y genera un grado de vulnerabilidad hacia nosotros mismos. Si entramos en el ritmo de la gente, no respetamos un plan, un forma y nos ponemos anárquicos, perdemos la forma. Cuando tomo la decisión de hacer dos cambios después del 2-2, veía que con dos delanteros frescos ellos iban a ganar, por ese desaforo que había en el equipo de ganar de cualquier forma. Y casi lo hace, porque tuvo mejores ocasiones que el rival, pero eso no cambia el análisis".
"Tenemos que salirnos de ese enfoque que nos lleva a esa desesperación que nos llevará, seguramente, a un futuro incómodo. Tenemos que volver a creer en una forma de sentir el fútbol que nos permita ganar partidos desde esa forma", añadía.
No obstante, Sampaoli apela a la unión del grupo para salir del nuevo bache: "Lo que yo vi de este equipo, siempre se lo digo, es que cuando están juntos y organizados somos un equipo competitivo, y cuando no, somos un equipo expuesto".